El ADN que se hizo el "Charro de Huentitán" arrojó que el chico no llevaba sus genes; las consecuencias fueron devastadoras para el joven
Por: Edel Osuna
A la muerte de una celebridad, como el caso de Vicente Fernández, deja muchas historias por desvelar, y todas comienzan a saltar como "palomitas de maíz" cuando el sepelio ha pasado.
Entre las historias del cantante está la de la exactriz Patricia Rivera, quien sostuvo un romance con él y del que, se dijo de inicio, nació su hijo Rodrigo Fernández.
Fueron años los que el joven alegaba era hijo de "Chente", razón por la cual llevaba su apellido; sin embargo, la historia daría un giro luego de que Gerardo Fernández, hijo del también actor, le indicara a su padre que se practicara una prueba de ADN a fin de saber si realmente era su hijo, resultados que salieron desfavorables para Rodrigo, pues tras años de convivencia en familia, fueron relegados.
Tras conocerse que no era hijo biológico del "Rey del Ranchero", madre e hijo se esfumaron de la vida pública; no obstante, el periodista Jorge Carbajal, a través de su programa de la plataforma YouTube, dio con el paradero de ambos.
De acuerdo con el periodista, Patricia radica en un exclusivo fraccionamiento ubicado en el Estado de México, en una casa que adquirió hace cerca de 30 años y que actualmente está valuada en ocho millones de pesos; en cuanto a Rodrigo, luego de su fugaz carrera artística, se casó, tiene un hijo, estudió una carrera y se dedica a ello.
Asimismo, expuso que Patricia aún conserva el carro que Vicente Fernández le regaló y el joven está retirado de los escenarios, debido, supuestamente, a que Vicente, Gerardo y Alejandro le habrían pedido que no continuara.
En cuanto al carácter de Patricia Rivera, dijo que es una mujer amable y respetuosa con sus vecinos, quienes tras ser entrevistados por el equipo de producción, hablaron de ella bondades.
Además, explica que el cantante y Rivera sostuvieron una relación de años, y cuando la esposa de Vicente, Cuquita de Abarca, se enteró, así como del nacimiento del pequeño, consintió en que conviviera en la familia, como cualquier otro de los Fernández.
Esto último fue publicado también en el libro El último Rey, de la periodista argentina Olga Wornat, en la que cuenta que fue Gerardo quien le pidió la prueba de ADN a su papá.