Durante marcha conmemorativa de la matanza estudiantil en 1968, la politóloga fue expulsada el pasado 2 de octubre
Por: Redacción
La politóloga y escritora mexicana de 59 años, Denisse Dresser, fue abucheada y presuntamente agredida en la marcha la cual se conmemora la matanza estudiantil del ’68.
Fue apoyada por diversos periodistas al igual que la organización civil, “Madres Buscadoras”. La directora de Human Rights Watch para Américas, Juanita Goebertus opinó “Este tipo de intolerancia debería ser rechazada”.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pidió debatir “sin hipocresías” después de que Dresser fue expulsada de la marcha en el Zócalo, "donde insiste en hablar las cosas sin ver un lado bueno y malo, al igual que decir no a la hipocresía y quejarse cuando nos conviene".
"Al correrme, ponen en jaque mis libertades y las de otros y otras. En su mapa mental no tengo ni voz ni derecho a disentir, ni capacidad de participar, quienes presumen de gritar ‘fuera Dresser’, les recuerdo: Yo también soy ciudadana con derecho a la libertad de expresión. Yo también soy mexicana con el derecho de marchar”. Fue la respuesta que dio Dresser ante las agresiones a las que fue expuesta durante los momentos en los que estuvo presente durante la marcha.
“Jamás pensé vivir en un país donde jóvenes me insultaran por manifestarse contra la militarización y contra la impunidad, como lo he hecho desde hace décadas, gobierno tras gobierno”, dijo refiriéndose a las múltiples marchas organizadas por los jóvenes en estos últimos años.
La politóloga también comentó sentirse bastante atacada durante los abucheos y múltiples gritos donde prefirió retirarse de la marcha pacíficamente para evitar que ese asunto se volviera aún más caótico.
De igual manera fue acusada de tener una agenda "golpista y oportunista" mientras le gritaban: “¿Te vienes a burlar de nuestra lucha?, ¿vienes con una mantita?”, por lo que decidió poner un alto con su retirada de la marcha, asegurando que no fue una huida, ni menos fue por cobarde, para evitar a su vez la violencia.
También pidió no interpretar sus lágrimas como señal de debilidad, sino como una señal de dolor por su país, ya que "México no pertenece a ningún político, mucho menos a empresariales, o a quienes se adueñen del Zócalo. El país es de los ciudadanos".
“No permitiré que me corran del Zócalo, ni del país, ni de la lucha democrática, más importante que nunca. Aquí sigo, aquí seguiré, y aquí seguiremos”, concluyó.