Alrededor del mundo hemos visto innumerables casos de ciudades que, después de un aparente apogeo y bonanza, pasaron a convertirse en sitios desolados
A través de la historia de la humanidad las ciudades se han convertido en la forma espacial de organizarnos como comunidades, las cuales, al igual que el propio ser humano están expuestas a su transformación conforme el paso del tiempo.
Alrededor del mundo hemos visto innumerables casos de ciudades que, después de un aparente apogeo y bonanza, pasaron a convertirse en ciudades totalmente desoladas tras el abandono de sus habitantes por diversos motivos.
Hoy en día y debido a la movilidad y rapidez con la que avanzamos en el quehacer cotidiano, parecemos habernos acostumbrado de tal manera que, dichas situaciones parecieran solamente suceder en la películas y series de televisión que nos narran trágicas historias de sociedades que de un momento a otro dejaron de existir. Sin embargo, al igual que en muchos casos, en esta ocasión la realidad vuelve a superar a la ficción, sobre todo si nos tomamos a un tiempo para analizar casos similares que han ocurrido durante los últimos años a nivel mundial tales como: Varosha, Chipre, ciudad que a pesar de ser un destino turístico mundial terminó abandonada después de la guerra que provocó la invasión del ejército turco y griego a Chipre, mismo caso de ciudades como Ruby, Arizona, y desde luego el caso de la ciudad de Detroit, mejor conocida como la ciudad del motor, la cual, si bien es cierto no se encuentra en un estado de abandono total, diversas causas como la recesión económica de 2008, aunado a la baja del mercado del sector automovilístico provocaron que una de las ciudades más prosperas de los Estados Unidos se haya declarado en bancarrota con una deuda de 18 mil 500 millones de dólares, 78 mil edificios vacíos y carencia en la cobertura de servicios públicos.
En el caso de Sonora, contamos con casos históricos de asentamientos humanos que a pesar de haber sido lugares con suma relevancia en la entidad pasaron a convertirse solamente en parte de la historia sonorense, como el caso de la comunidad de Baroyeca, fundada en 1701 y que llegó a ser la cabecera municipal de la provincia de Ostimuri contando con grandes riquezas derivadas de las extracciones de minerales. En la actualidad, solamente quedan remanentes de aquella comunidad la cual; debido a la baja en la producción en las minas y a constantes saqueos y ataques de los que eran objeto los habitantes de Baroyeca por parte de miembros de la Tribu Yaqui, terminó por convertirse en ruinas y quedar abandonada para siempre.
Como podemos observar, grandes civilizaciones y comunidades a lo largo y ancho del mundo se han visto afectadas por externalidades que han puesto en jaque la continuidad de la vida en sus territorios. Sin duda alguna, los habitantes de Cajeme podríamos estar viviendo momentos históricos en la actualidad debido a las grandes dificultades a las cuales se enfrenta nuestro municipio derivado de la inseguridad y violencia que impera en la ciudad, lo cual, ha desembocado en una verdadera “bola de nieve” acarreando gran cantidad de dificultades.
Lejos estamos de ser aquel atractivo para miles de familias de las regiones aledañas quienes vieron a Ciudad Obregón como un lugar prospero para realizar sus proyectos de vida, hoy en día pululan las noticias de familias de arraigo y de trabajo que a través de los años lograron construir su patrimonio por medio del trabajo arduo y honesto, y que han tenido que emigrar de Cajeme en búsqueda de paz y tranquilidad para sus familias. En nuestras manos está construir el desenlace de esta historia y evitar que el bullicio del día a día nos nuble de darnos cuenta de la “bigpicture” cajemense para actuar en consecuencia.
“Lo que está bien, está bien, aunque nadie lo haga”. -San Pío X
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