Agua de riñón

Fue durante esos días que se presentó una especie de pandemia de brucelosis en la ciudad, entonces pensé que lo mío era posiblemente ese padecimiento

Por: Jesús Huerta Suárez

Hace algunos años me pegó un fuerte dolor en la parte baja de la espalda; en la zona lumbar. Era un dolor muy fuerte, pero, fiel a mi estilo, no consulté a ningún doctor porque no tenía seguro y no quería pagar un doctor que me diera un diagnóstico y el respectivo tratamiento. Contrario a eso, me dispuse a preguntar por aquí y por allá sobre posibles soluciones. Pasé por un montón de manos: sobadores de pueblo, masajistas y quiroprácticos profesionales, charlatanes, traumatólogos que me llegaron a poner crema de chiltepín con luz infrarroja en la zona afectada;  mientras que otros me recetaron compresas de agua caliente, ejercicios de yoga, una bebida hecha de unos hongos chinos llamados tibicos, y otra de agua de otros hongos tipo portobello pero blancos y más grandes, que sabían a tepache, fui con homeópatas, mientras que doctores alópatas me querían operar sin tener una radiografía y mucho menos la resonancia magnética que cuesta tanto si no tienes seguro; luego, otros amigos me recomendaban mover una pelota de beisbol con la planta de los pies (lo que por cierto es muy saludable y ayuda a lograr una mayor flexibilidad de las piernas), me colgaba de cabeza en un tubo y hacía cuanto me decían para tratar de quitarme el dolor que me agobiaba.

Fue durante esos días que se presentó una especie de pandemia de brucelosis en la ciudad, entonces pensé que lo mío era posiblemente ese padecimiento, el caso es que entre tanta gente que me aconsejaba qué hacer, hubo alguien me sugirió la orinoterapia. Entonces, me compré un pequeño libro de bolsillo sobre el tema, de un autor inglés, y, después de unos días de “purificar” mi cuerpo lo más posible, comencé con esta terapia alternativa que para muchos es repugnante, para otros una reverenda tontería y para otros es la fuente de la eterna juventud. Es un tema polémico, pero les diré que la primera vez que lo hice, lo hice con mucho asco, después me fui acostumbrando y al rato ya era normal para mí. Estuve en esta sintonía por dos meses aproximadamente y sentí cosas extrañas, por ejemplo, si fumas se te quitan las ganas ya que no le cortas de golpe la ingesta de nicotina al cuerpo, sino que se va dosificando lentamente hasta que le pierdes el gusto, lo mismo pasa con el alcohol y otras substancias que comienzas a detestar. Otra cosa es que va a haber alimentos que aborrecerás, como yo que desde entonces aborrecí la cabeza de res y amé el jugo de naranja. Entonces, el gusto por las frutas y verduras se hace presente para ya no irse. Por otro lado, esta terapia te permite entrar en una especie de comunión mística con tu propio ser muy interesante o quizá sea sugestión. Sí, es extraño y repugnante, pero es toda una experiencia probar el agua de riñón. Pero, eso sí, tiene que ser la tuya propia y nadie más, es que en la orina se van muchos nutrientes que se pueden reaprovechar.

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