¿Votar o no votar en la revocación de mandato?

Es un ejercicio de democracia participativa, en el que se consulta la opinión de los ciudadanos sobre si su gobernante debe seguir en el cargo

Por: Manuel Borbón Morales

Sin duda, el tema político del momento es la revocación de mandato a celebrarse el próximo 10 de abril del presente, la cual, se ha convertido en un tema controversial y polémico debido a su trascendencia y, por el hecho de ser la primera ocasión en la que dicha dinámica se llevará a cabo en nuestro país a nivel nacional.

En primera instancia comenzaremos por definir ¿Qué es la revocación de mandato? Una revocación de mandato es un ejercicio de democracia participativa, en el que se consulta la opinión de los ciudadanos sobre si su gobernante debe continuar o no en el cargo a partir de la perdida de confianza de este.

En México la figura de la revocación de mandato fue incluida en la Constitución en 2019, la cual, afirma principalmente lo siguiente: La revocación será convocada y organizada por el INE a petición de por lo menos el 3% de ciudadanos inscritos en la lista nominal; para que el proceso de revocación sea válido deberá haber una participación de, por lo menos, el 40% de la lista nominal.

Dicho proceso, a pesar de ser nuevo a nivel federal, es una dinámica con mucho arraigo a nivel mundial, como en el caso de Estados Unidos donde se encuentra desde 1631 bajo la figura de nombre “Recall”, asimismo, países como Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela cuentan con procesos de revocación de manera directa. De igual manera, en nuestro país contamos con antecedentes en lo local, como el caso de Guadalajara, Jalisco donde en agosto de 2017, el entonces presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, se sometió a un proceso de ratificación de mandato en el que participaron 76 mil ciudadanos.

Sin embargo, como todo proceso inédito, no ha estado exento de problemáticas y detractores quienes han señalado en innumerables ocasiones los errores y fallas de dicho proceso, el cual han calificado como una “simulación” de parte del partido en el poder principalmente por lo siguiente: La revocación de mandato surge, en esencia, por la perdida de confianza al mandatario en curso, por lo que, quienes deberían de solicitarla serían ciudadanos que perdieron la confianza; sin embargo, en esta ocasión la revocación fue solicitada por los mismos simpatizantes de Morena, por lo que se ha catalogado como un proceso de culto a la personalidad del presidente con la finalidad de mantenerse en campaña permanente y alejarse de los problemas que aquejan a los ciudadanos día con día en nuestro país.

Por su parte, los defensores de la revocación argumentan que dicho proceso es un ejercicio democrático sin precedentes, por lo que, tanto para los ciudadanos que están de acuerdo, o no, con el presidente, es una oportunidad para demostrar en la urnas su sentir y ejercer el derecho democrático que nos presenta la elección del próximo 10 de abril.

En política, la forma es fondo, por lo tanto, un proceso que en teoría debería representar una gran oportunidad para corregir el camino y palpar de manera directa el sentir de la ciudadanía se ha convertido en un proceso amañado por las malas formas de implementación de este, el cual ha sido víctima de una violación sistemática a la ley para aprovechar electoralmente dicho proceso. Al final la decisión debería ser de cada uno de los ciudadanos que se sientan conformes o no con su presidente, nunca por medio de la coacción. En esta ocasión, para AMLO la suerte está echada.

Borbonmanuel@gmail.com

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