La migración no es un fenómeno sólo vivido en la frontera entre México y EEUU, pues en diversas latitudes se escuchan historias de muerte
En diversos sectores de Ciudad Obregón, a pleno rayo del Sol y en estado lamentable se observa a algunas personas solicitar ayuda, ya sea para subsistir o bien para seguir su camino hacia su destino en mente: Estados Unidos.
Parte el alma hasta al más insensible el ver cómo pequeños de brazos deben ser colocados en zonas con sombra para esperar a que sus padres hagan su “trabajo” de pedir ayuda porque, por una u otra razón, no han podido seguir su camino.
Son los migrantes de diversos países. Quizá Ciudad Obregón sea de las comunidades donde menos hay, pero de cualquier modo las condiciones inhumanas en que se desenvuelven llaman la atención, sobre todo a raíz de noticias sobre la muerte de muchos de ellos.
Lo más reciente, este lunes en Quintana Road en San Antonio, Texas, en donde al menos 46 personas fueron encontradas muertas dentro de un camión abandonado y 16 sobrevivientes fueron trasladados de urgencia a hospitales del área en diversas condiciones.
Muy poco se conocía hasta entrada la noche sobre el origen de las personas, pero quizá al fin de cuentas es lo de menos sino que es importante ya que de una vez por todas las grandes potencias dejen de hacer tanto circo, maroma y teatro en temas baladíes y mejor se dediquen a encumbrar un sistema económico mundial que en verdad reduzca, pues es difícil desterrarla al 100%, la pobreza de países en desarrollo.
Son muchos factores, claro, los que orillan a tantas personas a salir de sus lugares de origen pero entre los principales están la pobreza, la marginación, la violencia criminal, la corrupción institucional y hasta el asedio político.
La migración no es un fenómeno solamente vivido en la frontera entre México y Estados Unidos sino que en diversas latitudes se escuchan permanentemente historias de muerte a causa del intento por cruzar a otros países con el afán de encontrar mejores condiciones de vida.
México se ha distinguido por el asilo a migrantes, sobre todo de orden político, pero también se sabe que las fronteras del norte y el sur están continuamente asediadas por aquellos que buscan llegar al llamado sueño americano, que en muchas de las ocasiones solamente terminan en tragedias.
Por eso es lamentable que en los últimos años el país se haya convertido en el agente de Migración de Estados Unidos y que el trato antes condenado para los connacionales en otras regiones, ahora se aplique para los que vienen, principalmente de Centroamérica.
Los encargados de la Casa del Migrante en Cajeme habrán de entregar la sede que por unos 10 años ocuparon, pues en realidad pertenece al Ayuntamiento, pero como siempre habrá que apelar a la solidaridad de los ciudadanos para aportar un granito de arena en la instalación de una nueva vivienda en la que pueda atenderse a quienes van de paso.
Hay muchos que ya han querido quedarse a vivir en Ciudad Obregón y ya no intentaron seguir hacia Estados Unidos. A ellos habrá que darles la bienvenida y como pueblo fraterno hacerlos sentir mejor que en sus lugares de origen.
Nada se pierde con demostrar empatía con aquellos que no por gusto sino por necesidad emprenden viajes extremadamente largos para tratar de conseguir algo mejor para sus familias. Hay que demostrarles que con un poco de esfuerzo se puede lograr aquí también tener mejor destino.
Que las lecciones de tantas muertes de migrantes en el país o en el mundo sirvan para sensibilizar a los gobiernos de que es mejor el gasto en educación, salud, seguridad y empleos, que en armamentos destructivos de la capacidad humana para reír y ser felices.
Ayudemos hoy porque mañana podemos ser nosotros los que estemos del lado menos favorable.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com