“Si quieres ser servido, sirve”: Raymundo Lulio
Por: Rafael Robles Flores
“El credo que hoy impera entre muchos mexicanos: vivir para acumular bienes y poder en el menor tiempo posible, sin importar si se lesionan los derechos de los demás”, es una de las frases del último libro de David Noel Ramírez, rector emérito del Tecnológico de Monterrey titulado “Hipoteca Social” (2013).
El profesor David Noel, autor de libros administrativos y de formación humana, es contador público que ha promovido desde hace cuatro décadas la cultura de la ética y los valores en diversos foros mexicanos e internacionales. Participa activamente en proyectos de compromiso social para el desarrollo de diferentes comunidades.
La idea central de su último libro es que todos tenemos el compromiso de pagar nuestra hipoteca social. Es decir, para mejorar cada comunidad es importante que cada quien ponga su granito de arena con tiempo y servicio hacia los demás. Para Ramírez, todos los sectores que integramos la sociedad debemos asumir lo que nos corresponde para aportar, de acuerdo con nuestras capacidades, lo necesario para que se genere un mejor nivel de vida para todos.
El rector señala que vivir la hipoteca social en su auténtico sentido es fuente de valores tales como la justicia, la solidaridad y la paz, los cuales son indispensables para el fortalecimiento de la sociedad, en búsqueda de un desarrollo integral para todas y cada una de las comunidades.
Aclara que el pagar la hipoteca social no debe restringirse a la donación de dinero y que el recurso más difícil para dar a los demás es nuestro tiempo, lo cual conlleva el compromiso de disponer nuestros dones, carismas y competencias para ayudar a liberar a muchos seres humanos de las circunstancias adversas en que viven.
Vivimos tan de prisa que difícilmente nos concientizamos de la importancia que tiene el que todos paguemos nuestra hipoteca social. Vivimos tan ocupados que nos hemos vuelto indiferentes al dolor y sufrimiento de los demás. Nuestra cultura actual nos lleva a pensar solamente en nosotros y en lo que nos beneficia, de tal manera que con facilidad olvidamos dar seguimiento al compromiso de compensación hacia los demás.
Yo le pregunto a usted: ¿Cuántas horas al mes dedica al servicio a los demás? ¿Se dedica sólo a señalar lo mal que están las cosas en su barrio, ciudad, estado o país pero sin contribuir en nada para mejorar la realidad? ¿Espera que el gobierno le resuelva todos los problemas que usted tiene? ¿La vida se reduce sólo al trabajo y la familia? ¿Está pagando actualmente su hipoteca social? ¿Quiere solo recibir los beneficios de otras personas que dan servicio comunitario, pero sin mover usted una uña por los demás? Si no pagamos nuestra hipoteca social, no nos quejemos. Usted, ¿qué piensa?
@rafaelroblesf