Guerra 2024 anticipada

Como anillo al dedo le cayó a la legisladora la discriminación de los micrófonos de la Mañanera y ha crecido exponencialmente en la aceptación popular

Por: Francisco González Bolón

Si por las vísperas se saca el santo, las elecciones de 2024 serán, si no violentas al extremo, sí llenas de incertidumbre y su desembocadura podrá encontrarse en los tribunales del país.

Y es que, como ya se observa en el panorama, la carrera rumbo a la máxima institución del país ya está llena de odio, confrontación y demandas políticas.

Por ejemplo, según relatan las crónicas periodísticas, el partido Morena ya acusa a Xóchitl Gálvez Ruiz de enriquecimiento ilícito, en tanto que la aspirante panista enderezó una denuncia contra el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador por violencia política de género.

Por si no fuera suficiente, el PAN también se va contra el presidente de la República, a quien acusa de persecución política contra quienes han levantado la mano para ser el candidato de un frente que hasta ahora está integrado por PRI, PAN y PRD.

Pero en medio de todo, la sociedad mexicana se ha dado cuenta de que todo el circo que se ha levantado en torno a los aspirantes presidenciales en realidad son acciones ilegítimas en virtud de que el calendario electoral todavía no inicia.

Si así quiere la clase política que se anime el cotarro y que más personas acudan a las urnas en 2024, pues permítame decirles que están rotundamente equivocados, pues en realidad lo que están causando es el efecto contrario porque la población está cansada de que un día sí y el otro también, los actores políticos solamente escupan odio, pero no propuestas para salvar a este país.

Lo malo es que es desde el mismo Palacio Nacional donde se comenzó la guerra ilegal. En principio porque el presidente quiso adelantar el esquema de selección de su “corcholata”, pero lo único que ha logrado es el desencanto ciudadano.

En vez de que los candidatos de Morena sumen adeptos, las encuestas hablan de que están perdiendo puntos en el ánimo público, tal vez porque la gente se ha cansado ya de oír promesas similares en otros tiempos y hasta el momento no se ha cumplido casi nada de lo acordado.

Luego, el mismísimo presidente ha abierto frentes de batalla diversos de manera equivocada pues la institución presidencial no debe caer al nivel de un borracho rijoso saliendo de la cantina envalentonado por el consumo de quién sabe cuántas refrescantes bebidas.

Pero el pleito que más le ha causado estropicios en sus anhelos de trascender más allá de seis años, es el enderezado contra Gálvez Ruiz aún antes de que ella se enlistara como aspirante presidencial.

Al hablar en su contra y cerrarle las puertas para una réplica, con todo y mandamiento judicial, acabó por abrirle camino a la Senadora en el fervor popular que ya estaba desilusionada por no encontrar a alguien con peso político para hacerle frente a la ola morenista en 2024.

Como anillo al dedo le cayó a la legisladora esta discriminación de los micrófonos de la Mañanera y hoy se ha convertido en un fenómeno de crecimiento exponencial de sus simpatías y aceptación popular, lo cual le ha devuelto prácticamente la vida a una oposición que no encontraba el camino adecuado para combatir los excesos presidenciales derivados de su carisma frente al pueblo.

Ese suceso ha dejado la lección de que “tirarle” al negro, en este caso el Presidente, es redituable políticamente hablando porque de seguro se le mencionará en La Mañanera, lo cual garantiza estar en el ánimo nacional y, como dijera un político local, “habla aunque sea mal de mí, pero habla”, pues eso asegura ser más conocidos.

Un periódico internacional relata así lo que está pasando:

“En medio de la lluvia de demandas y denuncias, otros actores políticos han salido salpicados. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, fue sancionada el miércoles por el Tribunal Electoral por violencia política de género contra legisladoras del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Un día después, se dio a conocer que hubo un cateo en una propiedad ligada a Alejandro Alito Moreno, el líder nacional del PRI y exgobernador de ese Estado”.

Si nos atenemos a las consecuencias del desatino presidencial por inducir el rencor como arma política, en 2024 pudiera ser que las urnas estén casi vacías porque el mexicano es un pueblo al que no le gusta los pleitos, muchos menos la violencia electoral en la cual unos cuantos “de abajo” son usados por la clase política dominante para esas escaramuzas y luego los abandonan cuando el escenario se tiñe de sangre.

Ojalá y me equivoque porque lo que se necesita es la participación popular más amplia de la historia electoral mexicana. Entre más gente acuda a las urnas, más oportunidad hay de quitarse de encima a quienes no han cumplido con las expectativas ciudadanas o bien han torcido el camino y tienen al país al borde del precipicio.

La sucesión presidencial está a la vuelta de la esquina, pero se han adelantado los nubarrones que presagian tormentas. Habrá que esperar que nadie vaya a usar a instituciones como el Ejército o la Guardia Nacional para apoderarse de victorias no conquistadas en las urnas, pero también habrá que advertir la necesidad de que se vaya a usar de nueva cuenta el factor crimen organizado para triunfos cuya única consecuencia será mantener el panorama violento que se ha desencadenado en los últimos 15 años.

Ojalá haya cordura en todas partes. En el Presidente y en la oposición. México no necesita guerras intestinas sino paz duradera.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com

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