Es triste saber que las autoridades policiacas, una vez más, están jugando con la Tribu Yaqui.
Muchos de los indígenas ya están desesperados porque ven que todos los días recorren los caminos entre Cajeme y Bácum para tratar de “encontrar” a 10 de sus hermanos desaparecidos, de los cuales hay siete denuncias concretas, pero no encuentran a nadie.
Sin embargo, señalan, los yaquis aparentemente no han sido asesinados sino que están en calidad de rehenes.
Exponen que el 12 de julio el Ejército estuvo en el rancho “El Papalote de Abajo”, perteneciente al municipio de Bácum, y decomisó unos 487.2 kilogramos de metanfetamina o crystal, valuados en 141 millones de pesos, esto es unos siete millones de dólares.
“Las autoridades ya saben qué es lo que pide la contra: negociar”, dijo una persona ayer en una entrevista de radio en alusión a que el cargamento decomisado fue una pérdida mayor para el crimen organizado.
En consecuencia, consideran, eso de los recorridos del Ejército y otras corporaciones en aparente búsqueda de los desaparecidos, es más atole con el dedo que otra cosa, pues bien saben ya cómo terminar con este problema.
Y para los yaquis, la paciencia se está agotando e incluso solicitan al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que intervenga. ¿Será acaso que piden que, como el caso del “culiacanazo”, devuelvan la mercancía con tal de salvar vidas inocentes?
Podría ser porque los yaquis afirman que sus desaparecidos son gente de bien que desde hace muchos años se han dedicado a la ganadería e iban a sus ranchos, mientras que otros iban por animales para sacrificarlos para las fiestas de la Virgen del Carmen.
Si quienes tienen a los rehenes hubieran tenido problemas con algunos de los yaquis “levantados”, consideran, pues hubieran ido contra ellos solamente y no contra el resto de los desaparecidos que tampoco tienen vela en el entierro.
Los yaquis dicen que si no pueden las autoridades resolver este asunto, que les dé oportunidad a ellos y están seguros de que pueden llegar a un arreglo y aunque el monto solicitado es millonario, se pueden unir todos los pueblos para negociar porque ya quieren tener solución y no más esa demagógica respuesta de que “seguimos buscando”, pero en el mismo lugar.
¿Cómo es posible”, advierten, “que si los jefes de Seguridad Pública ya saben incluso hasta cuando los jefes del crimen organizado se cambian de domicilio, no sepan ahora dónde están los rehenes?”.
Ese es el llamado de los indígenas hacia las autoridades de los tres niveles de gobierno para que se pongan las pilas y busquen la mejor salida a este entuerto.
De otro modo, la paciencia de los indígenas se puede acabar. Pero peor sería que se les acabara a los que, presuntamente, hoy tienen en sus manos a yaquis rehenes.
Esa tragedia no se la perdonarían a los gobiernos porque hoy tienen la oportunidad de resolver, pero no quieren. Así de sencillo.
Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx