Cajeme merece unidad

¿Qué implica ser cajemense?, ¿Los ciudadanos de Cajeme honran con el legado histórico heredado por sus fundadores?

Por: Héctor Manjarrez Rubalcaba

No hay mejor forma para la dominación de una comunidad que a través de la famosa estrategia “divide y vencerás”, en el caso de nuestro municipio, es desafortunada la situación en la que la identidad social se encuentra. ¿A qué me refiero con identidad social?, primero que nada, vale la pena responder la siguiente pregunta, ¿Qué implica ser cajemense?, ¿Los ciudadanos de Cajeme honran con el legado histórico heredado por sus fundadores?, las preguntas sin lugar a duda pueden continuar sinfín. Durante años se ha cuestionado las aborrecibles administraciones gubernamentales que ha tenido Cajeme, es decir, desde un Rogelio Díaz Brown hasta un Sergio Pablo Mariscal, se ha criticado incalculablemente las deficiencias que en su momento tuvieron como titulares del ejecutivo municipal, pero aquí al interrogante no deja de ser, ¿Qué ocupa el municipio para salir adelante?, la respuesta nunca dejará de ser juzgada. La administración que encabeza el alcalde Lamarque ha traído humildad y visión futurista a las decisiones tomadas en palacio municipal, pero las condiciones del municipio aparentemente parecen permanecer igual, he ahí el problema. Mientras exista una comunidad dividida, el consenso se ve imposible, y por consecuencia, las mayorías o minorías siempre habrán de velar por sus intereses ante de lo que es más conveniente para ambas partes. Algunos ejemplos los podemos identificar partiendo desde la sociedad civil “organizada”, es decir, ciertas asociaciones civiles creadas con fines de impulsar a su líder hacia una posición política, lo cual desafortunadamente no deja de ser novedad en Cajeme, o también ciertos organismos empresariales que representan intereses de grupos de poder en la comunidad, prácticamente ello termina deslegitimando la causa social. Ante ello, el municipio merece algo más allá, tiene la capacidad y la aspiración para ser una ciudad de crecimiento sostenido, el cual sin importar el cambio de gobierno o de partido político frente al ayuntamiento, no exista una alteración significativa a estos esfuerzos. Cabe señalar que, la unidad no podrá ser posible si no se parte desde un consenso en el cual se identifique el contexto real del municipio y su principal crisis desde la cual se habrá de comenzar a trabajar. En consecuencia, como ciudadanos debemos dar el ejemplo a nuestro gobierno, a través de una sociedad cada vez más íntegra, más educada y sobretodo, más comprometida con las problemáticas de Cajeme, de lo contrario esto seguirá siendo el apocalipsis que se viene arrastrando desde hace ya 10 años. En conclusión, si deseamos aportar nuevas soluciones a viejos problemas debemos primero que nada evitar que estos grupos de poder o estas familias que se consideran propietarios del municipio, permanezcan estableciendo el ritmo al cual Cajeme debe marchar, una retórica que exhibe un desafortunado contexto en la actualidad. 

“En la unidad, existe la fuerza; podemos mover montañas cuando estamos unidos”-Bill Bailey

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