Mientras todas estas cuestiones políticas siguen en vilo, a los ciudadanos de Cajeme se nos exige que: si vamos a tapar los baches, lo hagamos bien
Conforme el paso de los años la problemática ligada a los baches parece agravarse en prácticamente todas las ciudades en crecimiento del territorio nacional, al grado de convertirse en una de las principales quejas de los ciudadanos quienes lo identifican, junto con la seguridad, como uno de los temas primarios a atender por las autoridades municipales.
El tema de los baches en México es relativamente nuevo, y data principalmente de los primeros años del siglo XXI, justamente cuando las ciudades pequeñas comenzaron su periodo de expansión exponencial, obligando así a los gobiernos a buscar soluciones inmediatas para brindar vías de comunicación a los nuevos asentamientos humanos que comenzaban a poblar las neo-urbes.
Sin embargo, el afán por dar resultados y tomar la foto con la entrega de obras, aunado a la alta corrupción e impunidad que existe en el sistema político mexicano actual, dieron paso a la grave crisis que se vive hoy en día en la mayoría de las ciudades mexicanas, los baches que pululan en las calles provocando malestar entre sus ciudadanos.
Primero iremos por partes, identificando lo que ha causado que distintas ciudades se encuentren viviendo una de sus peores crisis en materia de comunicación vial. Entre los factores ambientales que provocan estas oquedades se encuentra obviamente, la humedad provocada por lluvias, asimismo, la mala planeación de las calles, el alto tránsito vehicular y el desgranamiento superficial según la Universidad de las Américas Puebla. Asimismo, dicha problemática encuentra su raíz en la mala planeación urbana, la mala calidad de los materiales y, desde luego, la corrupción que obliga a los contratistas a utilizar la menor cantidad de recursos con la finalidad de maximizar ganancias.
Producto de lo anterior tenemos que en la actualidad más del 70% de los mexicanos identifique a los baches como uno de los principales problemas que existen en su comunidad, destacando las ciudades de Cajeme, Hermosillo y Tuxtla Gutiérrez, donde 9 de cada 10 habitantes identifican los baches como el principal problema de su ciudad, generando así un sinfín de problemas como el aumento de los accidentes automovilísticos, problemas de tránsito, retraso en los traslados, gastos extraordinarios, rechazo de empresas para asentarse en la comunidad, entre muchas afecciones más para los ciudadanos.
Desafortunadamente para los habitantes de estas ciudades, el problema no parece tener un final próximo debido a la gravedad y frecuencia, misma que ha venido aumentado conforme el paso de los últimos años llegando al grado de necesitar erogaciones millonarias para los gobiernos contemporáneos en búsqueda de menguar el malestar provocado por los baches.
Según cálculos oficiales de las autoridades, resolver dicho problema traería consigo distintas consecuencias como la reasignación de presupuesto ya que, según palabras de los presidentes municipales de Hermosillo y Cajeme, resolver el problema de los baches conlleva hacer un gasto de $600 millones y $1,500 millones respectivamente, de los cuales, supuestamente el gobierno federal debería haber transferido $500 millones para cada una de las ciudades, cuestión que seguimos esperando.
Mientras todas estas cuestiones políticas siguen en vilo, a los ciudadanos de Cajeme se nos exige que: si vamos a tapar los baches, lo hagamos bien.