Navojoa no tiene cronista
Por: Gerardo Armenta
De todas las credenciales habidas y por haber o que se utilizan en una cultura como la nuestra, tiene que asumirse que, bajo condiciones normales, la de elector acaso sea la principal. Y es que suele utilizársele casi para todo en la vida. Ni siquiera en su tiempo la cartilla militar llegó a evidenciar el uso común que hoy tiene la tarjeta emitida por el Instituto Nacional Electoral.
A pesar de su obvia procedencia y finalidades expresas, la credencial del INE no sólo se emplea en los diversos calendarios comiciales fijados para elegir autoridades de muy diverso rango en un esquema político como el de este país. Es innegable que también terminó en convertirse en una fuente de identificación de primer orden. Más allá o más acá de los procesos electorales, es claro, como queda dicho, que en casi la totalidad de los órdenes de vida o rutinarios, hay que mostrar necesariamente la credencial del IFE como evidencia de que uno es quien dice ser y no el actor de Hollywood con que suelen confundirlo.
Por ello, tal requisito, de una u otra manera, se ha vuelto obligatorio o inevitable. En cierto modo, y bajo ciertas circunstancias específicas, también podría decirse que ha servido para desburocratizar un tanto el papeleo cotidiano que muchas veces es necesario enfrentar para salir bien librado de ciertos embates existenciales, además de que, como igualmente queda dicho, servir también para elegir, en venturosas jornadas cívicas, a nuestros ínclitos y preclaros gobernantes.
Un preámbulo tan extenso como el anterior, debe ser útil, de una u otra forma, para ponderar la abultadísima concurrencia ciudadana que asistió a sedes del INE en distintas partes del país para poner en orden su papeleo electoral, todo, sea dicho alrededor de la credencial electoral.
Poco importa que en ese notable ejercicio público haya aflorado la costumbre muy mexicana de dejar todo para el último día. Nuestra cultura general nos ha hecho así y ni caso tiene suscribir discusiones al respecto.
Ciertamente, lo importante es lo que se vio el lunes anterior a lo largo del día y parte de la noche en distintas partes del país. Es decir, largas filas ciudadanas bajo el objetivo de poner en regla su identificación electoral. Ahora lo importante será utilizar la credencial electoral el día que corresponda. Porque tal credencial no solamente sirve para identificarse cuando es preciso hacerlo. Su utilidad por definición radica en llevarla consigo cuando sea el caso apersonarse en los lugares de votación. Ni más ni menos. Mientras tanto, en Navojoa de nuevo sale a relucir la existencia de una necesidad pública o ciudadana que no puede ser vista como menor. Se trata de la carencia de un cronista municipal. El asunto parecería irrelevante, pero ciertamente no lo es. Al contrario, se trata de una especie de necesidad histórica que las autoridades deberían solventar a tiempo en la primera oportunidad de que dispongan para ello.
Javier Félix Gastélum, un reconocido historiador y periodista local, señaló ante Diario del Mayo que, pese a la importancia de que Navojoa cuente con un cronista que relate su inmensa historia, los representantes municipales no han dado la importancia a esta asignación. Planteó que suman ya casi seis años sin que en el municipio exista la representación aludida.
En este mismo orden de ideas, Félix Gastélum dijo también que es lamentable, lo que igualmente se puede definir como desinterés, que no se busque la asignación de un cronista municipal, quien desarrollaría una labor indispensable “para relatar las tradiciones del Navojoa antiguo y su desarrollo a lo largo de los años”. De esta manera, cabe dar por cierto, y sin asomo de ninguna duda, que la tarea de un cronista municipal está dotada de la mayor importancia social e histórica en y para el lugar donde se lleve a cabo.
Eso cabe darlo por hecho, en función de que la tarea de un cronista o relator municipal nunca estará de más en ninguna parte. Al contrario, se tendría que reconocer una y otra vez el tenor de la argumentación esgrimida por Félix Gastélum. Aunque en realidad la pregunta bien podría ser por qué no se toma en cuenta el sentido de una exposición como la descrita. Más temprano que tarde tendrá que hacerse. Siempre y cuando las autoridades no pierdan de vista la necesidad e importancia de que Navojoa tenga un cronista que relate por medio de la escritura su historia pasada, presente y la que siempre estará asomando en la perspectiva del tiempo.
Sin duda, lo anterior no es cualquier cosa…
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