Joseph Spiteri celebró en Catedral de Ciudad Obregón la misa de apertura de la XXVI Asamblea Diocesana de Pastoral
Por: César Omar Leyva
El Nuncio Apostólico en México, monseñor Joseph Spiteri celebró este lunes 18 de noviembre una misa en Catedral en donde aseguró que el Papa Francisco quiso hacer llegar a través de él un saludo, una bendición y un abrazo a toda la Diócesis de Ciudad Obregón.
Spiteri celebró junto al obispo Felipe Pozos Lorenzini y más de 50 sacerdotes la eucaristía de apertura de la XXVI Asamblea Diocesana de Pastoral que reúne a católicos de las cuatro zonas de la Diócesis y representantes de todas las parroquias, grupos y movimientos para hablar de los desafíos que la Iglesia enfrenta y buscar propuestas de solución.
El representante del Papa Francisco en México, arribó a Ciudad Obregón desde el domingo y fue hasta hoy cuando se presentó ante toda la comunidad expresando su agradecimiento a Dios por permitirle estar aquí este día.
Al inicio de la misa, Felipe Pozos le dio la bienvenida y agradeció haber aceptado la invitación a venir a realizar visita pastoral a esta región donde estará hasta el viernes visitando asilos, cárceles y teniendo encuentros con sacerdotes, jóvenes y laicos.
“Me encontré con el Papa hace unas tres semanas en Roma y me pidió traer su amor, su bendición y su abrazo. Estoy agradecido de la invitación a esta asamblea que es el fruto de un camino sinodal que han realizado en las parroquias y comunidades animados por la oración y pidiendo la luz del Espíritu Santo dijo”.
ENFRENTAR EL MAL CON GESTOS DE AMOR
Joseph Spiteri dijo que los desafíos de la Iglesia a nivel local y mundial son muchos y que en medio de las dificultades de la vida como la injusticia, la violencia y la discriminación puede resultar fácil confundirse si no se mantiene la mirada fija en Dios y se pide su ayuda en momentos de dificultad.
“El amor de Dios no pide venganza, sino que ofrece a todos la posibilidad de la conversión. Podemos cambiar nuestra vida y luchar contra el mal pero no con el odio, más bien con gestos de solidaridad, ternura, perdón, escucha y de atención a las necesidades de nuestro prójimo”, enfatizó.
El Nuncio Apostólico resaltó que en ocasiones “los ruidos de la vida” pueden distraer al creyente de su vida espiritual y no le permiten escuchar la voz de Dios que dice “tranquilícense, no teman, soy yo”.
Tras la misa, compartió una plática con los participantes en la Asamblea y después con sus actividades que este lunes incluyeron una visita al penal de Tetanchopo y al Asilo San Vicente donde saludó a los adultos mayores que viven ahí.