En diversas ocasiones, nuestra mente puede convertirse en un obstáculo, generando ideas que afectan nuestra salud mental, siendo involuntarios y repetitivos, los cuales son conocidos como pensamientos intrusivos.
Estas ideas o imágenes no deseadas surgen repentinamente en la mente y pueden llegar a ser perturbadores o inquietantes. Aunque los pensamientos intrusivos son comúnmente experimentados por muchas personas, si causan angustia o interfieren con la vida diaria, es recomendable buscar ayuda profesional.
Este tipo de pensamientos pueden generar ansiedad, afectar la concentración y alterar la calma. Por lo que es importante saber a identificarlos para poder trabajar en ellos y manejar todas las emociones que provocan en las personas.
¿CUÁNTOS TIPOS DE PENSAMIENTOS INTRUSIVOS EXISTEN?
Según la psicología, estos pensamientos pueden clasificarse en distintas categorías:
- Pensamientos obsesivos intrusivos violentos: Ideas relacionadas con hacer daño a otras personas o a uno mismo sin motivo aparente.
- Pensamientos perturbadores sexuales: Fantasías sexuales que pueden ser vistas como inapropiadas o inaceptables por la persona que los experimenta.
- Pensamientos intrusivos religiosos: Cuestionamientos o dilemas relacionados con creencias religiosas.
- Pensamientos obsesivos de muerte: Imágenes o ideas catastróficas sobre la muerte de uno mismo o de seres queridos.
Ahora bien, algunos ejemplos de pensamientos intrusivos son repentinas ideas como las siguientes:
- Pensar si la puerta de la casa quedó cerrada al salir.
- Pensamientos sobre cometer actos violentos o sexuales inadecuados.
- Ideas sobre empujar a alguien hacia un tren o coche.
- Fantasías sobre saltar desde un punto alto.
5 CONSEJOS PARA MANEJAR LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS
Para reducir su impacto en la vida cotidiana, es posible aplicar algunas estrategias:
- Desvincularse de los pensamientos: Reconocer que no somos nuestros pensamientos y que no podemos controlar su aparición, pero sí la importancia que les damos.
- Ejercicios de concentración y atención plena: Prácticas como la meditación, el yoga o el mindfulness ayudan a ganar autocontrol y redirigir la atención.
- Actividad física regular: El ejercicio ayuda a liberar energía y reduce la intensidad de los pensamientos recurrentes.
- Tiempo designado para pensar en ellos: Dedicar 15 minutos al día a reflexionar sobre el pensamiento perturbador y luego dejarlo de lado.
- Evitar hablar constantemente sobre ellos: Compartir en exceso estas preocupaciones puede reforzarlas y generar dependencia emocional.
Si los pensamientos intrusivos se han convertido en una obsesión que interfiere con la calidad de vida, es recomendable acudir a un especialista. Un profesional de la salud mental puede ayudar a analizar la situación, identificar las causas y enseñar herramientas para gestionar estos pensamientos de manera saludable y efectiva.