El líder de la Patrulla Espiritual y que ha hecho viral la frase de "tazo dorado" ha hablado sobre su peculiar método para combatir las adicciones
Por: Marcela Islas
Jesús Ignacio Osuna Torres, conocido popularmente como "El Chikilín", ha acaparado la atención de los medios y las redes sociales por su peculiar método para combatir las adicciones a través de su proyecto llamado la Patrulla Espiritual.
Con este peculiar proyecto, “El Chikilín” busca rescatar a personas en situación de calle y llevarlas a centros de rehabilitación. Sin embargo, sus tácticas, que involucran a menudo la intervención física y la falta de consentimiento, han generado un intenso debate sobre los límites entre la ayuda y la coerción.
EQUIPO
"El Chikilín" y su equipo aseguran brindar ayuda a cientos de personas con problemas de adicciones en Baja California, llevándolos a los centros de rehabilitación que operan en la región y brindando tratamiento para el consumo de metanfetamina, heroína y fentanilo, esta última considerada la más peligrosa por su alta potencia y bajo costo.
Historias como la de un joven que inició su consumo a los 10 años y ha pasado por múltiples centros de rehabilitación evidencian la gravedad del problema y la necesidad de buscar soluciones en la sociedad.
Osuna Torres ha detallado que, para sostener sus operaciones, la Patrulla Espiritual cuenta con un equipo de 800 personas y se financia en parte con las cuotas que pagan los familiares de los internos. Sin embargo, también ofrecen tratamiento gratuito a personas en situación de calle.
POLÉMICA Y DEBATE EN REDES
La metodología de la Patrulla Espiritual ha generado una gran polémica, pues mediante los videos que circulan en redes sociales se muestra cómo miembros del grupo abordan a personas en la calle, a veces utilizando la fuerza, para llevarlas a los centros de rehabilitación.
Los usuarios en redes sociales han criticado estas acciones por considerar que vulneran los derechos de las personas en situación de calle, además de no garantizar su consentimiento informado y exponerlos.
Defensores de los derechos humanos argumentan que la coerción no es la forma adecuada de tratar las adicciones y que las personas con problemas de salud mental tienen derecho a recibir atención voluntaria. Por otro lado, los seguidores de "El Chikilín" defienden su labor argumentando que muchas personas no pueden salir solas de las adicciones y necesitan ayuda externa.