El Día de Muertos representa una de las tradiciones ancestrales más emblemáticas en la historia y cultura del país, cargada de simbolismo
Por: Marcela Islas
El 1 y 2 de noviembre, México se viste de fiesta para celebrar el Día de Muertos, una tradición ancestral que honra a quienes ya no están con nosotros. Uno de los elementos más emblemáticos de esta festividad es el pan de muerto, un manjar que trasciende lo culinario para convertirse en un símbolo cargado de significado.
ORIGEN
Aunque sus orígenes se pierden a lo largo de la historia de México, se cree que el pan de muerto tiene raíces prehispánicas. Los antiguos mexicanos elaboraban ofrendas con pan de maíz y amaranto, moldeándolos en figuras que representaban a sus dioses y difuntos y lo llamaban ‘mariposa’ o ‘papalotlaxcalli’.
Con la llegada de los españoles al continente americano, se incorporaron nuevos ingredientes como el trigo y el azúcar, dando origen al pan de muerto que conocemos hoy en día.
¿CUÁL ES SU SIGNIFICADO?
Cada elemento que conforma al pan de muerto tiene un significado especial, desde su forma redonda simboliza el ciclo infinito de la vida y la muerte, recordándonos que todo lo que nace, algún día muere.
Los huesos de azúcar que lo adornan representan la conexión entre los vivos y los muertos, pues se cree que, al compartir el pan con nuestros seres queridos fallecidos, fortalecemos este vínculo. La cruz en el centro, además de simbolizar las lágrimas de los dolientes, representa los cuatro puntos cardinales, guiando el alma del difunto en su viaje hacia el más allá.
El pan de muerto es mucho más que un simple postre. Es una ofrenda, una muestra de respeto y cariño hacia nuestros antepasados. Al colocarlo en los altares, los invitamos a compartir nuestra celebración y a permanecer presentes en nuestros corazones.
¿CUÁNTOS TIPOS DE PAN DE MUERTO HAY?
La forma y los ingredientes del pan de muerto varían según la región de México. Por ejemplo, en Puebla, es común encontrarlo adornado con semillas de ajonjolí, mientras que en Oaxaca se decora con azúcar coloreada, imitando los tradicionales alfeñiques.
Por otro lado, en la Ciudad de México, es típico rellenarlo con crema de avellana o chocolate, dándole un toque más moderno según sea el tipo de pastelería que lo prepara, las cuales buscan innovar con nuevas combinaciones cada año.
En el caso de Sonora, tanto las panaderías locales como supermercados de grandes cadenas comerciales ponen a la venta únicamente durante los días alrededor del 1 y 2 de noviembre este delicioso postre.