Este fenómeno ha sido objeto de estudio por décadas y podría implicar procesos cognitivos complejos como la memoria
Por: César Omar Leyva
Así como los humanos tenemos sueños mientras dormimos, existe la inquietud sobre si los animales experimentan lo mismo o visualizan alguna imagen en su cerebro mientras descansa. Al respecto un artículo publicado en el portal de National Geographic, explora la intrigante posibilidad de que los animales, desde gatos y ratas hasta peces y aves, experimenten sueños durante el sueño REM (movimientos oculares rápidos), fase asociada con la actividad onírica.
Este fenómeno ha sido objeto de estudio por décadas y podría implicar procesos cognitivos complejos como la memoria y la imaginación en diversas especies.
Los gatos, por ejemplo, fueron investigados por Michel Jouvet en la década de 1960, quien observó que en la fase REM sus cerebros se mantenían activos mientras sus cuerpos permanecían inertes.
Cuando Jouvet alteró el tronco encefálico de algunos gatos, estos mostraron comportamientos como cazar y defenderse, lo que sugería que soñaban con actividades propias de su vida en estado de alerta.
LAS RATAS Y AVES TAMBIÉN SUEÑAN
Las ratas también han demostrado soñar, reviviendo experiencias como correr por laberintos, según un estudio de 2001. Mientras duermen, su hipocampo reactiva patrones neuronales, indicando que sus cerebros reproducen imágenes y emociones asociadas al aprendizaje del día.
Este hallazgo apoya la hipótesis de que los sueños tienen un rol en la consolidación de la memoria y la optimización cognitiva.
Entre las aves, los pinzones cebra no solo sueñan con sus cantos, sino que los repiten y varían mientras duermen, sugiriendo una práctica que refuerza su aprendizaje musical.
El pez cebra, por su parte, presenta un sueño REM con características similares a las de otros vertebrados, revelando que este tipo de sueño podría haber surgido hace 450 millones de años.
El neurobiólogo Philippe Mourrain señala que el sueño REM es vital para la preparación del sistema nervioso y la consolidación de recuerdos.
Así, los estudios sugieren que soñar podría no ser exclusivo de los humanos, sino una herramienta evolutiva compartida por múltiples especies para mejorar su capacidad de aprendizaje y adaptación.