El próximo 8 de abril se presentará este gran fenómeno astronómico en México; sin embargo, pocos lugares tendrán oscuridad total
Por: Ofelia Fierros
El próximo 8 de abril se presentará el Eclipse Solar 2024; ante esto, expertos emitieron recomendaciones sobre cómo observarlo de manera segura y señalaron si verlo directamente podría tener consecuencias.
Pero también existe la duda respecto a si los animales son afectados por este fenómeno astronómico.
¿EL ECLIPSE SOLAR AFECTARÁ A LOS ANIMALES?
A lo largo de los años se ha evidenciado que durante un fenómeno natural o astronómico los animales tienen comportamientos fuera de lo común, lo cual tiene una explicación científica
Según Ron Fernández, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existen registros de que las luciérnagas emiten su brillo a mediodía, los perros comienzan a ladrar y los grillos cantan, como si fuera de noche.
Asimismo, se ha observado que los búhos ululan y los mosquitos se levantan de entre la hierba y pican a las personas.
El especialista de la UNAM aseguró que al oscurecerse como consecuencia del eclipse, podría afectar actividades de los animales, como la de las aves migratorias, quienes dependen de los patrones de luz, por lo que podrían desorientarse.
“A esto se le llama ciclo circadiano y tiende a mantenerse inalterable; sin embargo, si pasa algo extraordinario como el cambio abrupto de luz a oscuridad que viene aparejado con los eclipses, veremos que algunas criaturas nocturnas se activarán, otras de hábitos diurnos se aletargarán y especies que usan al sol como brújula se desorientarán y perderán rumbo”, explicó el investigador.
Ron Fernández explicó que, aunque hay muchas anécdotas sobre el comportamiento de los animales durante un eclipse, hay muy pocos estudios científicos que respalden estas versiones.
Sin embargo, resaltó que durante un estudio realizado en las selvas de Veracruz, se constató que las arañas Metepeira incrassata, en cuanto el cielo se oscurecía por el eclipse, deshacían su telarañas que habían tejido minutos antes, para volverlas a tejer cuando la luz del sol regresaba.
