Dentro del territorio mexicano existen algunas edificaciones que han sorprendido a más de uno por su apariencia medieval e impacto cultural
Un castillo es un edificio fortificado que habitualmente tiene murallas, fosos y baluartes. Estas edificaciones eran usadas para imponer dominio y seguridad a la población y al rey, a lo largo del mundo existen muchos de estos edificios; sin embargo, lo que pocos saben es que en México hay 3 que parecen sacados de una historia de fantasía.
Dentro del territorio mexicano existe una gran combinación de historia y diversidad cultural, esto ha permitido mantener ciertos edificios de diferentes épocas históricas del país. Pero, lo que pocos saben es que existen castillos en México que han sorprendido a más de uno por su increíble tamaño, historia e impacto cultural que se ha visto reflejado en zonas aledañas.
¿CUÁLES SON LOS 3 CASTILLOS DE MÉXICO MÁS IMPACTANTES?
En México existen varios castillos que fueron construidos en diferentes épocas del país; sin embargo, hay 3 que han destacado por su estructura y que se han convertido en destinos turísticos para más de una persona que desea conocer edificaciones increíbles y pocas veces vistas.
PALACIO DE CORTÉS EN MORELOS
El Palacio de Cortés, ubicado en Cuernavaca, Morelos, es un monumento histórico de gran relevancia en México. Fue Hernán Cortés quien ordenó la construcción de este lugar en los años inmediatos a la Conquista de México, alrededor de 1531; fue erigido sobre las ruinas de un sitio prehispánico llamado Tlatlocayacalli.
CASTILLO DE CHAPULTEPEC EN CIUDAD DE MÉXICO
El Castillo de Chapultepec, ubicado en la Ciudad de México; tuvo su origen durante el Virreinato de Nueva España, cuando los virreyes solían frecuentar Chapultepec como zona de descanso y recreación. El edificio original fue construido entre 1778 y 1788 por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez.
CASTILLO DE PEROTE EN VERACRUZ
La Fortaleza de San Carlos, también conocida como el Castillo de Perote, se encuentra ubicada en el Estado de Veracruz. Fue construida en el siglo XVIII, entre 1770 y 1776, por órdenes del virrey Joaquín de Monserrat y bajo la supervisión del brigadier de ingenieros Manuel de Santiesteban; su propósito era servir como fortificación defensiva.
