Tiene una denominación y es un fenómeno recurrente entre las personas, refiere un médico especialista
Por: Edel Osuna
Juana se levantó de la mesa y se dirigió a la cocina; de pronto, se detiene en la puerta y se piensa: “¿A qué vine?”. Y se queda en el lugar por unos instantes sin recordar a ciencia cierta qué la hizo ponerse de pie.
Este fenómeno es un hecho que le pasa a miles de personas en el mundo y se le denomina “olvidos espontáneos”, y la Ciencia tiene una explicación para ello.
Sin embargo, hay personas que todos los días viven esta situación, sin entender qué pasó; algunos, a los minutos, pueden recordarlo, pero otros no.
QUÉ DICE LA CIENCIA EN TORNO A LOS “OLVIDOS ESPONTÁNEOS”
De acuerdo con el médico Saúl Martínez Horta, neuropsicológico en el Hospital de Sant Pau y director de la Unidad de Neuropsicopatología del Centro de Diagnóstico e Intervención Neurocognitiva de Barcelona, España, esta situación es recurrente en la vida cotidiana.
Además, de acuerdo con su obra, titulada ¿Dónde están las llaves?, brinda una explicación de por qué el cerebro tiene esta reacción.
"Este tipo de errores, como entrar en la cocina y no saber qué íbamos a hacer, suceden en relación con un tipo de memoria o proceso amnésico que se llama memoria prospectiva”, expone.
Según su experiencia, “al igual que otras formas de errores de la memoria, en la mayoría de los casos tienen un carácter absolutamente benigno y profundamente mediado por el componente atencional".
Martínez Horta señala que lo que nos lleva a olvidar a qué íbamos o qué haríamos es en realidad producto de la “saturación del sistema y la distracción mediada por otro acontecimiento".
MEMORIA PROSPECTIVA, ¿QUÉ ES?
Este tipo de memoria es el proceso que permite al cerebro recordar o hacer alguna actividad futura; ejemplo de ello es lo que le ocurrió a Juana, mencionada al inicio, quien al dirigirse a la cocina en busca de lo que deseaba, es distraída por algo o por otra persona, que le da otra instrucción, misma que al cumplir le lleva a olvidar lo que ib a hacer.
"La pérdida del orden sería consecuencia de la irrupción de una orden nueva, que la habría situado por encima de la que se había elaborado primero", expuso Martínez Horta.
En resumen, cualquier distractor podría provocar los olvidos espontáneos, por lo que, de acuerdo con el neuropsicológico, "la orientación involuntaria de la atención a un nuevo acontecimiento habría facilitado que la nueva información ocupara el lugar de la que teníamos en primer lugar en nuestra memoria de trabajo", puntualiza.