Mientras sus paisanos dividen opiniones respecto a pedir perdón a México, debido a las barbaridades cometidas por sus ancestros contra los pueblos originarios, hace 500 años, Joan Manuel Serrar se muestra muy agradecido y obsequioso con nuestro país, que con humildad dijo llevarlo muy adentro de su ser.
Por fortuna, no pocos españoles admiran a la nación mexicana, tienen un gran respeto por su historia y apelan a la memoria para reconocer la grandeza cultural y su acendrado humanismo, puesto a prueba una y otra vez a lo largo de la historia.
De eso, Serrat dio fe ante un auditorio que le escuchaba: "encontré mi casa en México", fue como su refugio afectivo y cultural, añadió el cantautor, y ese marcado gesto humanista, digno de grato recuerdo, "me ha acompañado toda la vida", reveló con humildad.
Como él, miles de españoles disidentes y parientes encontraron casa en México, cuando en su país perdían sus hogares y territorio, debido a la guerra que el Gobierno fascista hacía contra ellos, entre las décadas de 1930-1970.
Entonces México fue destino, refugio y protección de casi 50 mil españoles desterrados por sus propios hermanos territoriales, cuyas vidas salvaron y desarrollaron varios proyectos de gran valía, gracias a la generosidad del Gobierno mexicano.
Bien harían los ultraespañolistas en dejar de ver la historia mexicana con denostación y, en todo caso, aprender de la presidenta y comandanta Claudia Sheinbaum, quien no sólo reconoce y valora con objetividad la memoria histórica, sino también ve en ella una aliada, una ayuda afectiva, para limar asperezas, reforzar los lazos de amistad, hermandad y armonía entre ambas naciones, cuya relación data de siglos atrás.




