Las perspectivas de inflación son muy inciertas; OCDE señala que ésta puede ser más persistente de lo previsto
Por: Moisés Gómez Reyna
Algo no les está gustando a los expertos en finanzas y, de nueva cuenta, hubo una “oleada” de recortes a los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana en este 2024.
Hace unas semanas fueron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) quienes ajustaron sus proyecciones de expansión para este año, al pasarlas ambos de 2.7 a 2.4%.
Atribuyeron este ajuste a la desaceleración económica observada desde fines del año pasado y la contracción que presentan las manufacturas en nuestro país.
Lo más inquietante es que prevén que la desaceleración seguirá pronunciándose para la economía mexicana hacia el 2025.
Anticiparon que el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano promediará un avance de apenas 1.4% en 2025; también esta previsión es inferior al 1.5% que preveían al arrancar este año.
Este crecimiento estará incluso por debajo del 1.9% que prevén para la economía estadounidense el próximo año, debido a los recortes al gasto que se esperan para 2025 por parte del próximo Gobierno federal.
Pues bien, esta semana tocó el turno a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la cual redujo de 2.5 a 2.2% sus estimaciones de crecimiento económico para este 2024.
Para 2025, el organismo es más optimista que el Banco Mundial y el FMI, pues prevé una expansión económica del 2%.
Señala la institución que la revisión a la baja en las perspectivas para México se debe a los datos que se han venido observando del último trimestre de 2023 y el primero de 2024, que han sido peores de lo esperado.
En el caso de las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas, señala la OCDE, ya que ésta puede ser más persistente de lo previsto, especialmente en los servicios.
El organismo recomendó a México el aumento de la eficiencia en el gasto público y el incremento de los ingresos fiscales, ampliando la base del Impuesto Sobre la Renta (ISR) de las personas físicas, fomentando la recaudación del impuesto sobre bienes inmuebles y continuando la lucha contra la evasión fiscal. Esto, asegura, ayudaría a financiar un gasto adicional en áreas como la educación, las infraestructuras digitales o la lucha contra el cambio climático.
Por otro lado, los especialistas privados encuestados por el Banco de México (Banxico), igualmente redujeron por segundo mes consecutivo sus pronósticos de crecimiento para la economía mexicana en 2024.
En marzo, los analistas sondeados preveían un crecimiento del 2.36%, pero ahora en abril lo ajustaron a 2.26%. Para 2025 también bajaron sus proyecciones de 1.92 a 1.85%. En el caso de la inflación para 2024, aumentaron sus pronósticos de 4.10 a 4.16%, todavía muy por arriba de la inflación objetivo del Banxico del 3%.
Sin duda, este desacelere que está experimentando la economía mexicana previo al relevo del Gobierno federal a partir del 1 de octubre próximo, no es nada deseable y menos en un contexto donde los expertos coinciden en que este año se cayó en un exceso de gasto, financiado con un endeudamiento histórico, el más alto desde 1990.
Así pues, quien tome las riendas del país en el último trimestre de 2024, lo hará con una economía en su nivel de crecimiento más bajo desde la pandemia de 2020 y, además, con la previsión de tener que aplicar un recorte al gasto de alrededor de 700 u 800 mil millones de pesos en 2025.
De ahí la necesidad de elegir el próximo 2 de junio a una persona responsable e inteligente, que sepa hacer más eficiente el gasto y no caiga en la tentación de endeudar más al país, pues eso sería desastroso y sin duda nos conduciría en el mediano plazo a una profunda crisis económica.
Twitter: @gomezreyna