aya vacaciones de verano que nos ha dado la cúpula política de la Entidad...
Ya que, como es por todos sabidos, los vaivenes de la política y sus diferentes personajes llegaron junto con las altas temperaturas, mismas que a la par han aumentado el termómetro político que parece haber comenzado a caldearse con miras al 2024.
Todo comenzó con la salida prematura de personajes ligados al otrora partido hegemónico Revolucionario Institucional, quienes después de la derrota de 2021, muchos de los que en tiempos de bonanza se decían ser fieles y leales seguidores de Plutarco Elías Calles, decidieron dejar el barco de manera oficial, a partir del proceso de Revocación de Mandato llevado a cabo el pasado 10 de abril, el cual fue utilizado por Morena como una manera para “calar” y utilizar a los diferentes liderazgos que habían decidido sumarse a su partido, con fines electorales de movilización como ellos mismos lo argumentaron durante la realización de dicho proceso.
Asimismo, el partido tricolor ha continuado con escisiones derivadas del reciente proceso de renovación de su dirigencia estatal, argumentando a su salida falta de democracia en el reciente proceso, destacando la salida de los dos diputados plurinominales con los cuales contaba el PRI en el Congreso, Ernesto de Lucas y Natalia Rivera, quienes a su partida con rumbo a Movimiento Ciudadano han generado una gran cantidad de ruido mediático, sin que, hasta el momento quede claro su capacidad y arrastre electoral a la hora de ejercerse en votos.
Por parte del Partido Acción Nacional, la reciente salida del dos veces presidente municipal de Puerto Peñasco y actualmente Diputado Local Plurinominal, ha sido vista, más que un cambio por “servir” como repiten todos los que siguen su camino, como una manera de gatopardismo político y capricho para seguir siendo parte de las prebendas que significa sumarse a Morena por medio del PES, uno de sus partidos satélites con prácticamente nula representatividad.
El partido naranja en Sonora, aún en ciernes, se encuentra pasando por un proceso de transformación de una elección a otra, al no contar con una estructura e institución atemporal, aunado a la salida de su principal perfil, Ricardo Bours, los han puesto en la necesidad de salir a buscar nuevos liderazgos que recuperen lo perdido y les devuelvan la oportunidad de consolidarse como la tercera opción de la entidad, después de la alianza “Va por México”.
Por último, ante el desgaste natural de gobierno y el desplazamiento de liderazgos, hay quienes afirman que todo lo anterior se trata de una estrategia elaborada desde las oficinas más refrigeradas de la capital, quienes pensando ya en los comicios de 2024 se encuentran aplicando la famosa frase de “divide y vencerás” para debilitar a sus rivales más competitivos numéricamente hablando de la alianza PAN, PRI y PRD, quienes con un trabajo más silencioso y sin aspavientos han ido recuperando a sus adeptos que en el pasado decidieron emigrar a Morena y Movimiento Ciudadano pensando que serían las cosas diferentes y, evidentemente, se han topado con pared.
Los cambios en política no necesariamente deben ser vistos como algo malo “perse”, la pertenencia a un partido no debe ser vista como una camisa de fuerza, así como la vida misma, el quehacer político debe ir evolucionando a la par, por lo que, a final de cuentas la ciudadanía deberá tener el criterio y objetividad necesaria para identificar a los políticos que se mueven como veletas a la orden del viento buscando sus ambiciones personales, de los que deciden retirarse para hacer lo que mejor les dicte su conciencia.