La situación del río Mayo
Por: Gerardo Armenta
De alguna manera el PRI y el PRD siguen hermanados, a pesar de la desaparición del partido del Sol Azteca. Prueba de ello es que la única diputada federal del ámbito perredista, resolvió pasar a formar parte de la bancada tricolor existente en la actual legislatura. Se trata de Elizabeth Sandoval Hernández, quien ganó el Distrito 12 de la alcaldía Cuauhtémoc ubicado en la Ciudad de México. Su victoria debió tener gran mérito porque suele reconocerse que en ese ámbito capitalino los únicos chicharrones políticos que truenan son los del diputado Ricardo Monreal.
O así fue hasta hace no mucho tiempo. Aunque no puede soslayarse que hoy por hoy Monreal es el líder de la mayoría legislativa morenista en la Cámara de Diputados, tarea a la que llegó inmediatamente después de ostentar una misión similar en la Cámara de Senadores. Tal es la virtud de la mayoría de los políticos de este país que sirven lo mismo para esto que para lo otro, dicho de esta manera tan simplista o coloquial. Pero es cierto. De alguna manera, en la cultura respectiva existe, como premisa esencial, que un político profesional es o tiene que ser apto para lo que se necesite en un momento determinado, sin que importen su particular preparación o las respectivas circunstancias que deberá enfrentar como parte del quehacer que tendrá que desempeñar.
Pero estábamos con el caso de la diputada federal perredista que, al quedar en una triste orfandad de siglas por la desaparición quizá irreversible de su partido, resolvió sumarse a las del PRI. Allí la recibieron con los brazos abiertos. De esta manera el priismo suma 37 elementos suyos en la Cámara de Diputados, que no son nada frente a las mayorías legislativas apabullantes que allí mismo llegaron a contabilizar las siglas tricolores. ¿Qué tiempos aquellos? Pues sí. Lejanos o distantes.
Sin embargo, aquí faltan pertinentes datos para cerrar el tema relacionado con la diputada federal que tras el funeral del PRD se pasó al PRI. La licenciada Sandoval Hernández ha trabajado en el gobierno de la alcaldía Cuauhtémoc de la capital del país. Es presidenta de la Red de Mujeres Unidas en la Fundación Unidos contra la Pobreza y Marginación. Es coordinadora de la Asociación Nacional de Derechos Humanos. El PRI siempre ha tenido en sus filas mujeres valiosas y talentosas. Ojalá sigan allí por el propio bien del partido.
Cuentan en Navojoa que por allá en una época no necesariamente remota, pero sí un tanto distante, el Río Mayo llevaba o tenía agua en su cauce…como todo río que se respete. Hoy el agua parece un elemento extraño en su configuración. Porque de suyo no se le ve por ningún lado. No debe existir paradoja más altisonante en una realidad ambiental que un río sin agua. Pues en la Perla del Mayo existe una.
Es la que se comenta, precisamente, la cual cada cierto tiempo sale a relucir ya sea como lamento o descripción. El Río Mayo significa una realidad típica o propia de la región sureña. O lo era cuando existía con toda formalidad práctica. Hoy tal estampa se pierde quizá en el día o la noche de los tiempos. Como se quiera decirlo. Al fin y al cabo la idea es precisamente la que contiene la expresión, si bien la noche de los tiempos es una especie de sinónimo de eternidad. Y la problemática del Río Mayo no viene de tan lejos. Pero por lo menos sí podría hacerse constar que, su caída como lugar turístico interno para Navojoa, tiene ya un buen número de años sin agua que mostrar en su cauce.
La que se describe es una situación anómala desoída o ignorada por toda clase de autoridades al paso precisamente de ese tiempo que terminó por disminuir o minimizar los atractivos ambientales de los parajes existentes en el Río Mayo con la pérdida de su agua de por medio. Es claro que deben existir razones o motivos oficiales que expliquen una situación como la descrita. Pero no parece que hasta ahora haya existido el menor ánimo oficial para emprender lo que bien podría asumirse como una especie de rehabilitación del Río Mayo y su entorno.
Y, por supuesto, insistiendo en la idea, un poco agua de por medio en el cauce respectivo del río no le haría daño a nadie, sin olvidar, por supuesto, la atención a sus árboles que tanto facilitan la concurrencia y la convivencia ciudadanas. Allí, sin duda, existe una problemática ambiental en reiterado olvido oficial. Tendría que ser tiempo, una vez más sea dicho, de que se piense en la posibilidad cierta o franca de su rehabilitación. El Río Mayo y su entorno lo merecen. ¿O no…?
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