Políticas de drogas letales

Los datos dan cuenta que en el mundo el número de personas que consumen sustancias psicoactivas ha aumentado

Por: Rubén Carreón Diazconti

En julio de este año salió el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y los hallazgos revelados dejan mucho que desear en términos de atención y prevención. Los datos dan cuenta que en el mundo el número de personas que consumen sustancias psicoactivas ha aumentado a 292 millones en 2022, un aumento del 20% en un lapso de 10 años. El cannabis sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida (228 millones), seguida de los opioides (60 millones), las anfetaminas (30 millones), la cocaína (23 millones) y el éxtasis (20 millones), esto sin contar el alcohol. Aunque se estima que 64 millones de personas en todo el mundo padecen trastornos relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, solo una de cada 11 recibe tratamiento. Las mujeres tienen menos acceso al tratamiento comparado con los hombres, pues solo una de cada dieciocho mujeres con trastornos relacionados con el consumo de drogas ha recibido tratamiento, en comparación a uno de cada siete hombres. Por otro lado se estima que 7 millones de personas estuvieron en contacto formal con la policía por delitos relacionados con drogas, y aproximadamente dos tercios de este total se debió al consumo o posesión de drogas para su consumo, mientras que 2,7 millones de personas en el mundo fueron procesadas durante 2022 por delitos relacionados con drogas y más de 1,6 millones fueron condenadas -aunque existen diferencias significativas entre las regiones en cuanto a la respuesta de la justicia penal a los delitos relacionados con drogas.

¿Qué podemos inferir de estos datos? Que las estrategias de prevención y de atención no están diseñadas y dirigidas de manera adecuada y que además es evidente que la guerra contra las drogas y el prohibicionismo que se ha librado desde hace décadas en el mundo, son un rotundo fracaso, pues fruto de ello es que las sustancias son más tóxicas hoy en día en comparación con hace 20 años, pues al prohibirlas se ha generado un mercado ilícito de drogas en donde el crimen organizado las fabrica en lugar de que lo hagan industrias reguladas y autorizadas que deben cumplir con las normas de salud y seguridad. En el contexto de la prohibición, el crimen organizado y los cárteles de la droga se ven motivados a fabricar productos más riesgosos porque es más barato y, por lo tanto, más rentable.

Por lo que vemos, la incidencia del consumo de drogas sigue aumentando pese a los esfuerzos que se llevan a cabo con el objetivo de evitarla. Las estrategias de prevención no funcionan cuando se diseñan desde un enfoque que criminaliza, estigmatiza y mal informa.

¿Cuál sería la propuesta para revertir y contener los estragos que causa la actual política de drogas basada en el prohibicionismo? Se podría comenzar por incentivar los programas de Reducción de Riesgos y Daños y no dejarla solo en manos de la sociedad civil (el estado también debe intervenir bajo este enfoque); promover la apertura de centros comunitarios que brinden servicios compasivos y que favorezcan la conexión que las personas que consumen sustancias han perdido cuando desarrollan un consumo problemático; promover estrategias de intervención que sean incluyentes, libres de estigma y basadas en evidencia; además ampliar la cobertura de programas de sustitución (como las clínicas de metadona); crear programas de prevención de sobredosis con provisión de naloxona (antagonista opioide que revierte las muertes por sobredosis); ampliar la cobertura en salud mental con intervenciones que aborden el trauma y el dolor emocional (detonadores del consumo problemático de sustancias psicoactivas); crear servicios de análisis de sustancias, así como ampliar los servicios de intercambios de jeringas, entre otras estrategias que evidentemente son eficaces y se basan en evidencia científica.

Hay una ambivalencia moral con respecto al consumo de sustancias, mientras que unas se prohíben, otras se permiten y son aceptadas socialmente, por ejemplo, el alcohol. En la actualidad se ha demostrado que el alcohol es más problemático que el fentanilo y es la sustancia que causa mayor daño no solo para quienes lo consumen de forma problemática, sino también para terceros. Tan solo en EUA alrededor de 178 mil personas murieron en 2021 por su consumo excesivo, en comparación con 138 mil en 2016. Durante ese período las muertes aumentaron un 27% entre los hombres y un 35% entre las mujeres. Eso deja en evidencia que somos una sociedad hipócrita cuando de hablar de drogas se trata pues se incentiva el consumo de alcohol mientras se prohíbe tajantemente el uso de sustancias que son menos dañinas. Por lo tanto, la política de drogas actual es más letal que las mismas sustancias psicoactivas que se consumen de forma problemática.

Un cambio verdadero vendrá cuando los políticos y tomadores de decisiones estén dispuestos a cambiar de rumbo, tomen decisiones basadas en evidencia, sean más compasivos y pongan en el centro a las personas.

Egresado de la X promoción de maestría en Ciencias Sociales, de la línea de Salud, 2003-2005.


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