Hay una gran expectación nacional, junto con su carga de explicable inquietud, por la puesta en curso de una medida como la que se comenta...
Por: Gerardo Armenta
En un hecho verdaderamente insólito, y seguramente inédito, el Poder Judicial de la Federación de este país resolvió paralizar sus labores a partir del miércoles de esta semana. La decisión puede mantenerse por tiempo indefinido, según los primeros reportes. Hay una gran expectación nacional, junto con su carga de explicable inquietud, por la puesta en curso de una medida como la que se comenta.
Como se sabe, esa decisión fue tomada como una forma de protesta contra la proyectada reforma judicial. En esta tesitura, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (impresionante denominación, sin duda), asumió formalmente la declaratoria de suspensión de actividades jurisdiccionales. Con estas líneas queda dicho prácticamente todo. La gravedad de lo planteado se advierte todavía con mayor nitidez al tomar nota de que esta paralización de labores regirá hasta que el Congreso de la Unión suspenda el mecanismo legislativo en curso que tiene que ver con la reforma judicial.
A eso se reduce todo. Pero es evidente que una cuestión como la descrita presenta ya en estas alturas una trama que fácilmente rebasa todo lo que acaso pudo suponerse traería consigo como controversia la reforma del Poder Judicial de la Federación. Las cosas al respecto terminaron por radicalizarse un tanto, por más que polémicas de este superior nivel suelen ser benéficas desde su mismo planteamiento.
Pero es claro que esta circunstancia tiene que aparejar por fuerza actitudes y reacciones de choque y controversia. Así están las cosas respectivas y en una primera instancia se advierte un tanto difícil lograr su conciliación. Aunque algo tendrá que hacerse para impedir que los hechos se descompongan un tanto más, si es que no están ya en esa condición. El paro del Poder Judicial es una evidencia indiscutible en ese sentido. Cabe esperar, entonces, días un tanto aciagos por esta situación.
Mientras tanto, y en una perspectiva más local, procede tomar nota de que en Navojoa ya se hizo público el nombre del primer funcionario que formará parte de la próxima administración municipal. Se trata de Rafael Rodríguez Sánchez, quien prácticamente no saldrá del ámbito oficial o municipal, porque de su desempeño como regidor del Cabildo pasará a ocupar el mando en la Dirección de Educación y Cultura. El anuncio respectivo fue hecho por el mismo alcalde Jorge Elías Retes.
No se explicó por qué se hizo este único nombramiento de quienes formarán parte del venidero gobierno navojoense. No ha sido costumbre hacer las cosas de este modo. Pero tampoco hay que suponer que por ello se está en presencia de una tremenda anomalía o irregularidad administrativa o política. Seguramente no hay razón a la mano para dar por cierto nada de eso. No se sabe si al “destape” de este primer funcionario del próximo Ayuntamiento de Navojoa, vendrán los restantes por el mismo procedimiento individualizado o habrá que esperar el mecanismo tradicional para saber quiénes formarán parte del primer nivel político y administrativo del inminente gobierno municipal de Navojoa.
Bastará con que todo sea para bien en principio. Sin embargo, la verdad es que nunca estará de más abordar tanto en público como en lo personal un tema como el relacionado con la integración del venidero gabinete local. Se trata, o debe tratarse, de algo que es propio asumir como una cuestión dotada de primer orden para la ciudadanía del municipio. No en balde suele reconocerse que la buena o mala marcha de una administración municipal depende en buena medida de quienes fueron convocados para formar parte de ese equipo.
A menudo es común que se reconozca que todo en un gobierno local depende de la sabiduría y la inteligencia del presidente municipal. Pues a lo mejor sí o a lo mejor no. Pero lo que no puede replicarse nada más porque sí es la importancia o necesidad de que en un Ayuntamiento exista un equipo de funcionarios entre capaces en lo suyo y dueños de un mínimo carácter para no creerse los inventores del agua tibia. El caso es que en Navojoa está ya el primer funcionario que formará parte del próximo (está a la vuelta de la esquina) gabinete municipal.
El profesor Rafael Rodríguez Sánchez debe tener sin duda bunas calificaciones para el servicio público. Prueba de ello es que figuró en la terna para desempeñarse como alcalde interino al fallecer el alcalde Mario Martínez Bojórquez. Aparte, se le nombró, como ya quedó dicho, para estar al frente de la Dirección de Educación y Cultura, un área de trabajo siempre necesaria e importante y que por ello requiere que su titular disponga de una deseable aptitud, como cabe entender es el caso abordado.
armentabalderramagerardo@gmail.com