Nivel del boxeo mexicano

Regidores étnicos del sur

Por: Gerardo Armenta

Distante de la idolatría popular alcanzada por otros boxeadores mexicanos en épocas lejanas y más o menos recientes, de todas maneras, Saúl “Canelo” Álvarez es hoy por hoy el púgil azteca más destacado o más conocido en el ámbito de un oficio venido un tanto a menos. Particularmente resulta así al insertarlo en una comparación con las grandes y rutilantes épocas del boxeo internacional, incluidas las propias del que se ejercía en el ámbito mexicano.

El discutible glorioso nivel del boxeo de un tiempo como el actual, se ejemplifica con lo ocurrido la noche del sábado anterior en Las Vegas, Nevada (una ciudad desde hace ya tiempo identifica como una especie de Meca de y para el boxeo mexicano), donde un solo peleador expuso y retuvo en histórica jornada los ¡cuatro campeonatos mundiales de que es poseedor! Un ignorante en la materia (como el de la voz) lo menos que podría hacer al respecto es preguntar cómo fue posible que alguien tenga en su poder como si nada (un poco como si no hubiera infierno) tal número de campeonatos y por añadidura en una misma división.

Es obvio que el “Canelo” Álvarez es el feliz poseedor de esa curiosa colección de campeonatos mundiales. Sucede así porque hoy por hoy existen en el boxeo mundial sabe qué tantas organizaciones que “tutelan” la discutible buena marcha de esta actividad, “beneficiando” a púgiles con la asignación de títulos a diestra y siniestra. En los buenos tiempos del pugilismo sólo dos organizaciones regían su quehacer a nivel mundial… y eran muchas. Fue en ese tiempo cuando el boxeo mexicano alcanzó o tuvo glorias casi nunca jamás repetidas.

Y es que con excepción del “Canelo” Álvarez, y las reservas que existen en cuanto a su proyección como uno de los verdaderos grandes en la materia, el pugilismo de este país no tiene hoy por hoy una figura que colme sin “asegunes” las expectativas de la afición mexicana en cuanto a popularidad, eficiencia y contundencia arriba del cuadrilátero, tal y como lo hicieron una pléyade de combatientes del cuadrilátero recordados hoy y siempre. ¿Tiempos traen tiempos? Efectivamente.

En otro contexto de plática, debe ser preciso reconocer que muy posiblemente nunca como hoy se había puesto en el tapete del comentario o la discusión el modo de elección de los llamados regidores étnicos. En estos días, sin embargo, se ha generado una interesante controversia por la forma en que el Instituto Estatal Electoral resolvió nombrar los ediles de esa jerarquía pertenecientes a los Cabildos del sur del Estado.

Cabe reconocer que el modo utilizado por el IEE para ejercer esa elección, no fue del todo bien recibido en ámbitos indígenas que no pueden ser ignorados. Quizá no será posible dar marcha atrás con el modo empleado para designar a los ediles étnicos, pero lo cierto es que la polémica surgida al respecto no merece que se le eluda con palabrería o plumazos burocráticos. Las autoridades electorales estatales tendrían que tomar más en serio este asunto.

Es probable que no haya forma de aplicar una especie de reversa con el modo utilizado (insaculación) que se empleó para elegir a los regidores étnicos de que se habla. En este sentido cabe decir que un sorteo puede ser tan democrático como cada quien quiera asumirlo así. Y estará en lo correcto. El método utilizado por el IEE fue incluso descrito como una “rifa”, procedimiento que, bajo ciertas circunstancias, podría tener algún barniz democrático. Sin embargo, en el caso que se comenta quizá no haya sido precisamente el más recomendable.

Por lo demás, una elección directa a cargo de los gobernadores tradicionales de la Etnia Mayo, bien pudo ser lo más pertinente. Pero de todas maneras se habrían presentado problemas y objeciones. El mecanismo aplicado para elegir a los regidores étnicos no fue seguramente el más democrático o recomendable, pero no se ve cuál otro habría garantizado una elección tranquila o aceptada por todos los interesados en el asunto. El problema de todo esto es que discusiones y condenas como las que hoy salen a relucir, se producen solamente en el contexto de un calendario electoral.

Cabría asumir que antes de que esta circunstancia aparezca en el calendario respectivo, la Etnia Mayo dispone de todo el tiempo para asumir el modo en que, llegado el caso, enfrentará la elección de los regidores étnicos sin que este trámite genere mayores problemas para nadie. Una actitud así sería lo más recomendable porque se supone que evitaría toda noción pleitista. Pero a la hora de lo hora, lo deseable será que los ediles étnicos resuelvan asumir en los hechos el verdadero y gran papel que tienen en los Cabildos sureños de los que llegan a forma parte. Seguramente el modo en que fueron electos no tendrá marcha atrás. Ya se verá para la otra…

armentabalderramagerardo@gmail.com

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