Navojoa y el tren de nuevo

"Pero rezaremos por el agua"

Por: Gerardo Armenta

Una vez más el tema del tren en Navojoa pasa a formar parte de la conversación pública. Lamentablemente ocurre así en virtud del registro de un hecho trágico: la muerte de un hombre mayor que perdió la vida al subir a los vagones para cruzar las vías. Un fatídico resbalón al parecer le hizo caer. El trance le produjo heridas y fracturas tan serias que no pudo superarlas.

De suyo, a menudo es casi imposible librar un percance que tenga que ver con el ferrocarril. En un contexto así, por desgracia el recuento siempre suele ser dramático o irreversible. Tal es una de las muchísimas razones que en Navojoa tornan irracional y provocador el funcionamiento de un patio de maniobras del tren en pleno centro de la ciudad. Un hecho así equivale a una descomunal barbaridad urbana y operativa que pone en riesgo cotidiano la seguridad y la tranquilidad de la población en su conjunto.

Palabras como las anteriores deben haber sido escritas o dichas en incontables ocasiones. Es así porque el problema del tren en Navojoa (no puede tildarse de otra manera) terminó por convertirse en uno de los riesgos o amenazas más inquietantes que es posible identificar en el mapa urbano de la Perla del Mayo. Pero insólita o increíblemente, nunca se ha sabido de una decisión oficial encaminada a resolver de tajo este problema, que, sin exageración, bien podría considerarse dramáticamente histórico o gravoso por definición en el particular contexto navojoense.

Por lo visto y sabido, ningún poder o voluntad ha sido capaz de arreglar el cuantioso conflicto social o comunitario representado por el paso del tren en Navojoa. En el ínter, las desgracias o tragedias al respecto no han dejado de acumularse. La más reciente, como queda dicho, acaba de suceder. A lo largo de los años, una y otra vez se ha dicho que la solución estriba en la construcción de un puente peatonal sobre la calle Allende o la Abasolo.

Sabe qué tendrá ese proyecto que ninguna autoridad ha pretendido siquiera emprenderlo. Pero quizá sin duda parecería hora de llevarlo a cabo. En el ínter, cabe reiterar o por enésima ocasión que el patio de maniobras del ferrocarril en el centro citadino es una descomunal afrenta urbana para la ciudadanía por los obvios peligros que entraña. ¿Será muy problemático mover ese patio? Resulta más complicado comunitariamente hablando que lo dejen donde está por toda la eternidad venidera. Increíble.

Otro tema: "...pero a la vez rezaremos por el agua y esperemos que Dios nos escuche, porque el panorama se ve negro". Debe reconocerse que esa negrura ambiental no es una mera frase. Por ejemplo, la Presa Adolfo Ruiz Cortines ha quedado prácticamente seca. Este es un pormenor inquietante. Además, debe señalarse, pero no como dato menor o irrelevante, sino todo lo contrario, que actualmente hay más de 20 mil jornaleros en el desempleo, según dijo Norberto Valenzuela Torres, dirigente del Sindicato de Trabajadores Agrícolas Salvador Alvarado.

Los hechos al respecto podrían ser más gravosos, al extremo, incluso, de que deberían obligar al Gobierno a declarar zona de desastre a la región del Mayo. Ayuda, sin embargo, que, gracias a las cosechas de hortalizas (chile y papa), el empleo pudo recuperarse un poco y aliviar así la situación de muchos jornaleros de Navojoa, Etchojoa y Huatabampo. De todas maneras, hay preparativos para orar por el arribo de lluvias que ayuden un tanto a solventar la situación imperante.

La perspectiva es un tanto inquietante, ya que, según Valenzuela Torres, si no hay lluvias en esta temporada, "las cosas se pondrán dramáticas". Es aquí donde podría entrar la eventual declaratoria de desastre en el ámbito sureño. En un contexto así habría programas emergentes de empleo y diversos apoyos. Existe en todo esto una fe y una esperanza religiosas admirables que no es posible ignorar. Dijo Valenzuela Torres: "Pero a la vez rezaremos por el agua y esperemos que Dios nos escuche porque el panorama se ve negro".

Las autoridades, por lo visto, no se han mostrado muy entusiastas para acudir en auxilio de los jornaleros del Mayo. Quizá porque todavía no son tiempos declaradamente electorales. De temporada de comicios, otra sería la situación que se comenta. Así suelen ser estos menesteres, los que convendrá no perder de vista para tomar nota de su evolución en uno u otro sentido. Aunque quizá no se necesitaría mucha suspicacia para entender el tratamiento que podrían recibir. Hay ciertas actitudes que casi nunca cambian.

armentabalderramagerardo@gmail.com


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