Habría que agregarle a la presentación de 3 planes de justicia más para las etnias Mayo, Guarijío y Seri, la inversión de 50 mdp para caminos rurales
De la visita de López Obrador a Sonora podrían desprenderse un buen número de cuestiones positivas, comenzando sin duda por la atención y visibilidad que generan 19 visitas del mandatario a nuestra comunidad, lo que sienta un precedente nunca visto.
Sin embargo, el conocido refrán “mucho ruido y pocas nueces” queda como anillo al dedo a la última visita que encabezó López Obrador en nuestra entidad, toda vez que, una vez más su visita estuvo repleta de anuncios de obras y acciones de gobierno que, como siempre se han quedado en subastas de ilusiones y esperanza para un pueblo con ansias de resultados urgentes a sus carencias, mientras horas antes de que el vuelo del presidente aterrizara en tierras yaquis, en las calles, como ya es costumbre, se respiraba en olor a pólvora con saldo de un menor de 14 años asesinado en la colonia Beltrones.
Entre los anuncios que dio el presidente se encuentra la implementación de planes de justicia para las etnias de Sonora, destacando el Plan de Justicia Yaqui, al que le ha dedicado la mayor parte del tiempo de sus últimas tres visitas, el cual se encuentra comprendido principalmente por más de 40 obras de infraestructura, reinstalación de 30 mil hectáreas de territorio, un acueducto de 241.7 kilómetros de longitud con un costo de 2 mil 191 millones de pesos, creación del Distrito de Riego 018 administrado por la Comisión Jiaki del Agua con una superficie de 126 mil 259 hectáreas, entre algunos otros compromisos.
Aunado a lo anterior, habría que agregarle la presentación de tres planes de justicia más para las etnias Mayo, Guarijío y Seri, la inversión de 50 millones de pesos para la construcción de caminos rurales, inversión de 725 millones de pesos para habitantes de la región y, la construcción de hospitales en Cajeme, Navojoa, Guaymas y San Luis Río Colorado.
No obstante que la gran parte de lo dicho con anterioridad se suma a una larga lista de promesas en el aire que a casi cinco años de haber sido electo como presidente no ha podido concretar, es importante reconocer que los habitantes de Ciudad Obregón también cuentan con una gran deuda histórica que resarcir, y ni hablar de las carencias y dificultades que azotan a la región como la violencia, inseguridad, carente infraestructura pública, falta de oportunidades, escasez de agua, entre muchas otras.
Para continuar con el presente escrito es necesario hacer una pausa para precisar que no se pide que le quiten nada a nadie, al contrario, los apoyos a las comunidades indígenas no han sido suficientes hasta la fecha por lo que habría que concretar las promesas hechas y pedir aún más por el desarrollo de dichas comunidades.
Empero, alrededor de medio millón de habitantes de Cajeme necesitan también de un plan de justicia para resarcir los atrasos que presenta la región desde hace más de una década, lo que nos tiene viviendo actualmente en una etapa de oscurantismo donde en esencia y apariencia la ciudad no es ni la sombra de lo que algún día fue, reconocida en sus tiempos como “el granero de México”, “la ciudad mejor trazada y más limpia del país”, hoy solo quedan recuerdos de aquellos tiempos de bonanza.
Sin duda, en tiempos complejos y de desesperanza como los que se viven actualmente, vientos de cambio habrán de soplar de la mano de una nueva generación de cajemenses con algo más que compromiso social por su comunidad.
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