México convertido en una fosa común

México se ha convertido en una fosa común: la inseguridad, la mentira, la violencia y la corrupción descarada han llegado a extremos nunca vistos

Por: Jesús Huerta Suárez

Los mexicanos ya no aguantamos lo duro sino lo tupido; niños, jovencitas, jóvenes, señoras, hombres, mujeres, por miles mueren cada mes en este México que está herido en el alma. El dolor nos nubla la vista y nos llena de coraje e impotencia. El país se ha convertido en una fosa común: la inseguridad, la mentira, la violencia y la corrupción descarada han llegado a extremos nunca antes vistos, mientras las autoridades, debido a su ineptitud no saben qué hacer más que echar culpas a los antecesores y tratar de encubrir la realidad, pues lo único que les importa es no verse afectados políticamente, empezando por el mismísimo presidente que no es capaz ni siquiera de darles el pésame a las familias de las víctimas porque con esto estarían empañando su “popularidad” y perderían votos en las próximas elecciones. Eso es lo único que les interesa: el poder por el poder mismo aunque no sepan qué hacer con él.

En la semana que recién pasó se encontró el cuerpo de Debanhi, y de cinco chicas más mientras la buscaban; mataron a Manuelito un pequeño de dos años “porque lloraba mucho”, levantaron a otros tantos y mataron a muchos otros, sin contar los cuerpos que no encuentran por ninguna parte. Los mexicanos estamos enojados, dolidos y preocupados porque la violencia de todo tipo ya se salió de control. Es evidente que la propuesta del gobierno de “abrazos no balazos” no ha funcionado tan es así que, en lo que va de este sexenio se han cometido 118, 520 asesinatos dolosos en el país. Tal parece como si la gente hubiera entendido “abrazos no balazos” es sinónimo de hagan lo que quieran que aquí no pasa nada. Si ya nos conocen a los mexicanos ¿para qué doblar las manos ante la responsabilidad del gobierno de garantizar la seguridad de los ciudadanos? ¡Urge cambiar la estrategia que el México del mañana es hoy! Los delincuentes saben que la impunidad los cobija; saben que pueden hacer lo que quieran y que nadie les hará nada, por eso se requiere MANO DURA, penas de muerte, nada de abrazos, eso apenas funciona en el primer mundo y quién sabe. Aquí se requiere una autoridad capaz, eficiente, con estrategias, pero ya. ¡Urge acabar con la impunidad! El maleante sabe que aquí la autoridad no funciona y todavía le dicen “abrazos no balazos”. Se han de reír a todo pulmón mientras que el dolor de tanta violencia está tocando lo más profundo del corazón de los mexicanos.

Por nuestra parte, nos urge bajarle a las adicciones, reforzar las instituciones, dejar de lado nuestra doble moral, educar a nuestros hijos pero en serio, apagarle a los medios de comunicación que solo corrompen a la sociedad, no permitir que el poder legislativo y judicial trabajen para el ejecutivo, y ya dejar de estar siempre rompiendo la Ley “nomas poquito”, hay que hacernos responsables y dejar de justificarnos, porque la putrefacción social ya nos está alcanzando a todos.

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