Un gobierno que no ejerce el poder inmediatamente será suplantado por alguien que tenga la capacidad para hacerlo
Se entiende como vacío de poder a la situación en la que el ente facultado para ejercer el poder en la sociedad, es decir, el Estado, no se encuentra en facultades para ejercerlo, sea lo anterior por motivos físicos o sociales. Sin embargo, diversos politólogos han afirmado que, bajo el axioma: “los vacíos se llenan inmediatamente”, no existe tal cosa como, vacíos de poder, por lo que, cuando un ente deja de ejercerlo, en ese mismo momento otro individuo pasa a hacer uso de este, generando un frágil equilibrio entre los grupos que pelean por el poder y, por lo tanto, una sociedad con ingobernabilidad acarreando todos los problemas que esto conlleva.
Tal es el caso que se vive actualmente en México con la grave crisis de inseguridad que ha permeado en prácticamente todo el territorio nacional. Crisis que se ha venido arrastrando desde la década de los noventa, cuando se contó con una complicidad silenciosa por parte del gobierno, pero también hay que decirlo, por los grupos de poder económico que en mucha ocasiones fueron parte activa del crecimiento de dichas organizaciones, mejor conocidas como “cárteles”, sin saber el grave problema que esto generaría a las generaciones futuras.
No es un secreto para nadie que, en diversas partes del estado de Sonora, el monopolio del uso de la fuerza para ejercer el poder del cual era propietario el Estado ha pasado a manos del crimen organizado, quienes sin ruborizarse ejercen el control político, social y económico de dichas comunidades.
En los últimos días hemos visto como México ha entrado en un bucle de violencia e inseguridad sin precedentes, la cual, se ha avivado por la política conocida como “abrazos y no balazos” la cual se caracteriza por evadir la problemática, hacer como si no pasara nada y, voltearse para otro lado, mientras en las ciudades un escándalo tapa a otro, como podemos ver en los casos de la toma por más de seis horas a manos del crimen organizado en Caborca, el fusilamiento de diecisiete personas en Michoacán, las narcomantas y cuerpos colgados en la carreta Guaymas-Hermosillo, y por último, el lamentable hecho en Cajeme donde, una vez más, una menor de tan solo 3 años de edad resultó lesionada en el fuego cruzado.
Evidentemente en nuestro país el equilibrio del uso del poder se ha ido ladeando hacia el bando del crimen organizado, no es un secreto para nadie que, en México según reportes de Estados Unidos, el 35% del territorio nacional es controlado por los cárteles de la droga, por lo cual, una política consecuente y un presidente que les felicita en sus mañaneras por “portarse bien”, que saluda con afecto a la madre de uno de los líderes mundiales del narcotráfico mientras libera a unos de sus hijos, suena, además de un sinsentido, a una política entreguista.
Un gobierno que no ejerce el poder inmediatamente será suplantado por alguien que tenga la capacidad para hacerlo, desafortunadamente para los mexicanos contemporáneos estamos viviendo ese pase de estafeta en el uso del mismo, en el que, la gente de bien tendrá que someterse al yugo del crimen organizado si no cambiamos el rumbo pronto.