(A 43 años de su muerte)
Por: Jesús Huerta Suárez
El repique de las sirenas anunciando ataques aéreos y las explosiones de las bombas que los alemanes arrojaron el 14 de noviembre de 1940 sobre Inglaterra, tuvieron eco en la vida de John W. Lennon y de millones de personas del Reino Unido.
Mientras él lloraba en su casa, semanas después de haber nacido en la maternidad de la calle Oxford, alguien moría en las calles de Inglaterra y, no solo eso, su madre Julia y el pequeño John enfrentaron el abandono del hogar de su padre Alfred.
Durante sus primeros 15 años de vida de Lennon, el descontento y enfado se hicieron presentes en sus días de adolescente, hasta que le regalaron su primer guitarra, y desde ese momento se comenzó a escribir la historia de este hombre que conmovió y conquistó al mundo con su talento musical y su visión política y cultural del mundo.
Amado por los más y odiado por muchos, pero nunca ignorado, fue capaz de abrir los ojos de los jóvenes y de los viejos a través de los oídos. Paradójicamente, llegó a renegar del no poder hacer la música que soñaba por la falta de estudios sonoros, mientras el mundo cantaba sus canciones.
Herido, dijo a sus padres cantando: “Madre tú me tuviste, pero yo nunca te tuve; padre me dejaste, pero yo nunca te dejé”.
Había dolor e idealismo atrás de su creación y de su existencia. Dos ingredientes clave en su obra. Acusado de “envenenar” a los jóvenes con sus canciones que invitaban a la revolución política, a la disipación sin freno, a tomar posturas públicas, a trabajar por el cambio y a enaltecer el amor.
Despreciado por osar decir que Los Beatles eran más famosos que Cristo, sin que la gente entendiera lo que con esto estaba diciendo, y que es muy cierto, que las cosas en este mundo andaban tan mal que la gente era capaz de seguir más a un grupo de músicos que al mismo Jesucristo.
Irreverente por convicción, al grado de pedirle a la Reina y a los ricos de las primeras filas de su concierto, que no se molestaran en aplaudir, que mejor sólo agitaran sus alhajas, y que los de las localidades baratas si aplaudieran, mientras que su música era el principal producto de exportación de su tierra en esa época.
Sobre la vida y obra de Lennon, se pueden escribir miles de cuartillas, pero lo más importante de este hombre, para mí, es su legado musical. Su deseo de que hubiera paz en el mundo, y que la gente pudiera tener el poder suficiente para contar con sus derechos.
En sí, tuvo muchos sueños, pero su Sueño # 9 es una canción que te toca el alma con escalofríos. Prefirió dejar a un lado los Juegos Mentales y plantar semillas diciendo que la flor del amor era la flor que debíamos dejar crecer. El Amor es real, Real es el amor, decía. El amor es la vida y la vida es el amor, de esa manera imaginó un lugar en donde no hubiera fronteras ni razones para matar o ser asesinado. Sin importar los celos compartir el mundo nos hará uno. Y cuando llegue la noche, cuando la tierra está en penumbras y la luna sea lo único que nos acompañe entonces nadie tendrá miedo y todo será como comenzar de nuevo, como volver a enamorarse, simplemente…empezar de nuevo.
Cantó y agradeció a su mujer todo eso que lo hacía sentir, mientras pedía a su hermoso niño que cerrara los ojos que el mostro se había ido y que su padre estaba ahí, junto a él, diciéndole que la vida era lo que tenía ante sí mientras él estaba ocupado haciendo otros planes.
Muchos lo tacharon de loco, de flojo, de infeliz, sólo porque el gozaba ver al mundo dando vueltas. Hombre seguro, puso el apellido de su esposa a su hijo, y pasó a ser amo de hogar mientras ella hacía los negocios. El usó y abusó de las drogas hasta tocar fondo, pero, justo cuando se había librado de sus adicciones, justo cuando estaba sobrio, el destino le jugó una broma macabra y llegaron hasta su puerta a matarlo, o quién sabe si el mismo Señor ya lo consideró listo para llevárselo a su reino, con eso de que solo los buenos mueren jóvenes. Era el 8 de diciembre de 1980.
¡No’mbre!, de Lennon hay mucho que decir, pero mejor escuchemos su música.
“Tú dices que cambiarás la Constitución, pero nosotros decimos que es tu cabeza es lo que tienes que cambiar”
JOHN LENNON
chuyhuerta3000@gmail.com