Ellos y quienes se quedaron cerca del podio, merecen una felicitación por haber obtenido estos logros en un país como México
Concluidos los juegos olímpicos de París, sí hay que reconocer una parte de lo que hizo la delegación mexicana en el máximo evento deportivo en el mundo. Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz, con bronce en tiro con arco por equipos; Prisca Aiti, plata en judo, Juan Manuel Celaya y Osmar Olvera, plata en trampolín de tres metros, sincronizado, el mismo Osmar Olvera con bronce, también en trampolín de tres metros en la modalidad individual y Marco Verde, medalla de plata en boxeo, en los 71 kilogramos.
Ellos y quienes se quedaron cerca del podio, merecen una felicitación por haber obtenido estos logros en un país, como México, donde evidentemente no existen políticas destinadas al fomento del deporte en sus respectivos niveles, en este caso, de alto rendimiento. No obstante, a nivel de delegación, cada ciclo olímpico es común ya observar esta situación, una baja cantidad de medallas ganadas y el escaso apoyo, principalmente en lo económico que reciben los deportistas. Desde hace años se han hecho públicas las quejas de atletas en el sentido de que han tenido que costearse sus gastos, incluso, para asistir a competencias importantes, como el caso del equipo de nado sincronizado que tuvo un destacado desempeño en el mundial de este deporte, a lo que Ana Gabriela Guevara, titular de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE), tuvo un comentario inapropiado: “por mí, que vendan calzones, si quieren”.
A este respecto, Guevara ha resultado una pésima dirigente deportiva, que poco o nada ha hecho en favor de los deportistas que se dice representar. Señalada en ocasiones por un incorrecto manejo de su presupuesto y por retirar apoyo a atletas que se lo han ganado, ha gozado de impunidad total en este sexenio.
Por otra parte, el alcance en los resultados de un competidor, tiene que ver en gran parte con su capacidad y la forma como puede sacar mayor provecho de ésta; también, con su empeño, dedicación y la fuerza mental que posea. Estas son las variables internas, entre las externas se encuentran la persona encargada de su entrenamiento, las instalaciones deportivas, el apoyo económico, que incluye no sólo la alimentación idónea, sino la posibilidad de asistir a competencias para monitorear el desempeño del deportista y tomar decisiones al respecto. Es decir, las autoridades deben poner las condiciones más adecuadas para que los atletas desarrollen el talento que poseen. Esto no garantiza que se obtendrá una gran cantidad de medallas de oro, pero sí aumentarán las posibilidades de ello, porque la preparación será más sistematizada.
Es el caso de países que tradicionalmente han sido potencias deportivas, como los Estados Unidos, y otros como China, que ha aprendido de los mejores y ha logrado notables avances a nivel mundial. Estas dos naciones quedaron empatadas en primer lugar con 40 medallas de oro cada una, aunque finalmente el puesto número uno fue para la Unión Americana.
En tanto México siga sin entender que un deporte de alto rendimiento de calidad repercute en una mayor motivación para practicarlo en otros niveles, que se requiere involucrar a la iniciativa privada y contar con dirigentes honestos y capaces para dicho puesto, que no necesariamente hayan sido deportistas exitosos, después de los juegos de Los Ángeles 2028, los resultados y los comentaros al respecto serán muy similares a los actuales., plata en judo, Juan Manuel Celaya y Osmar Olvera, plata en trampolín de tres metros, sincronizado, el mismo Osmar Olvera con bronce, también en trampolín de tres metros en la modalidad individual y Marco Verde, medalla de plata en boxeo, en los 71 kilogramos.
Ellos y quienes se quedaron cerca del podio, merecen una felicitación por haber obtenido estos logros en un país, como México, donde evidentemente no existen políticas destinadas al fomento del deporte en sus respectivos niveles, en este caso, de alto rendimiento. No obstante, a nivel de delegación, cada ciclo olímpico es común ya observar esta situación, una baja cantidad de medallas ganadas y el escaso apoyo, principalmente en lo económico que reciben los deportistas. Desde hace años se han hecho públicas las quejas de atletas en el sentido de que han tenido que costearse sus gastos, incluso, para asistir a competencias importantes, como el caso del equipo de nado sincronizado que tuvo un destacado desempeño en el mundial de este deporte, a lo que Ana Gabriela Guevara, titular de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE), tuvo un comentario inapropiado: “por mí, que vendan calzones, si quieren”.
A este respecto, Guevara ha resultado una pésima dirigente deportiva, que poco o nada ha hecho en favor de los deportistas que se dice representar. Señalada en ocasiones por un incorrecto manejo de su presupuesto y por retirar apoyo a atletas que se lo han ganado, ha gozado de impunidad total en este sexenio.
Por otra parte, el alcance en los resultados de un competidor, tiene que ver en gran parte con su capacidad y la forma como puede sacar mayor provecho de ésta; también, con su empeño, dedicación y la fuerza mental que posea. Estas son las variables internas, entre las externas se encuentran la persona encargada de su entrenamiento, las instalaciones deportivas, el apoyo económico, que incluye no sólo la alimentación idónea, sino la posibilidad de asistir a competencias para monitorear el desempeño del deportista y tomar decisiones al respecto. Es decir, las autoridades deben poner las condiciones más adecuadas para que los atletas desarrollen el talento que poseen. Esto no garantiza que se obtendrá una gran cantidad de medallas de oro, pero sí aumentarán las posibilidades de ello, porque la preparación será más sistematizada.
Es el caso de países que tradicionalmente han sido potencias deportivas, como los Estados Unidos, y otros como China, que ha aprendido de los mejores y ha logrado notables avances a nivel mundial. Estas dos naciones quedaron empatadas en primer lugar con 40 medallas de oro cada una, aunque finalmente el puesto número uno fue para la Unión Americana.
En tanto México siga sin entender que un deporte de alto rendimiento de calidad repercute en una mayor motivación para practicarlo en otros niveles, que se requiere involucrar a la iniciativa privada y contar con dirigentes honestos y capaces para dicho puesto, que no necesariamente hayan sido deportistas exitosos, después de los juegos de Los Ángeles 2028, los resultados y los comentaros al respecto serán muy similares a los actuales.