Hoy Debate Presidencial

¿Con el Mismo Formato?

Por: Gerardo Armenta

Hoy tendrá lugar el segundo debate presidencial en la capital del país. El evento se llevará cabo en los Estudios Churubusco, un lugar donde se filman o se filmaban películas. Se supone entonces que allí priva un ambiente muy cinematográfico, el cual ojalá no contagie a quienes estarán allí como protagonistas de una trama (bajo guion) que ojalá esta vez resulte mucho más atractiva que la primera vez que la llevaron a cabo.

Sin embargo, no parecería que el debate presidencial de hoy vaya a estar en posibilidades prácticas o escénicas de resultar distinto al anterior. Porque, a como pintan las respectivas, es probable que todo pinte exactamente igual a como sucedió la primera vez. Es decir, un encuentro carente de interés y que en esencia no estuvo a la altura de lo que se supone es o debe ser un debate mínimamente concebido como tal. Por lo visto, a reserva de incurrir en equivocación, se mantendrá el mismo esquema que tiene que ver con el formato del debate.

Quiere decir lo anterior que Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez destinarán buena parte de su tiempo a formular exposiciones o discursos sobre los temas a debatir fijados de antemano, sin que se les permita mayormente recurrir a una deseable espontaneidad entre conceptual y personal. Los temas que abordarán no dejan de ser interesantes de una u otra forma. Pero lo que sucede es que el modo en que deben desarrollarlos según el formato termina por dispersar la atención de la audiencia.

Como bien se sabe, el rigor del debate obliga realmente a formular alegatos leídos de una y otra manera, pero carentes de espontaneidad o frescura. Todo en este aspecto se advierte un tanto o un mucho acartonado. Y en rigor no debe ser tan malo que ocurra así, pero sin olvidar que la mecánica de un debate, por elemental que sea, tiene que ver con una confrontación o choque entre concepciones o puntos de vista que por fuerza deben ser distintas o encontradas. De no ser así, para qué entonces presentar como debate lo que en realidad son respetables exposiciones personales sobre asuntos que tienen que ver con la gobernabilidad del país.

Un enunciado como este último lo dice todo si tal es el caso, como parecería serlo, de ponderar la importancia capital de un debate entre aspirantes a la Presidencia de la República. Falta, sin embargo, que se tome conciencia de esta significativa ponderación y se disponga lo necesario para que el encuentro a que se alude lo sea real o verdadero. Debería permitirse una mayor interacción o choque, si se quiere, entre los debatientes, de tal suerte que se genere entre ellos una verdadera polémica sobre los temas en discusión, lejos de la cómoda y hasta plácida lectura, y asumiendo los riesgos (y los beneficios) de la polémica, la controversia.

Esos lances suelen ocurrir, pero es preciso etiquetarlos como fugaces, breves, ante la urgencia de volver a la cómoda lectura a través de la cual se promete la solución de todos los problemas existentes en el país, pero todo planteado a título verbal. Ejercicios de esta naturaleza deberían modificarse realmente en su estructura y temática para tornarlos útiles o provechosos, y sin buscar en la inmediatez de los hechos determinar quién ganó el debate. Por supuesto que debe ser importante establecer quién ganó el evento y por qué, y más en tratándose, como es el caso, de uno de carácter presidencial en un país como el nuestro.

Como es obvio entenderlo, faltan apenas unas horas dominicales para llegar a esa parte que tiene que ver con la victoria en el evento de hoy. El anterior fue ganado sin duda por Claudia Sheinbaum. Como quedó dicho, a un importante sector de opinión pública le interesa mucho el factor que tiene que ver con quién se alza con esa singular victoria, por más que no exista de por medio una respectiva acreditación oficial. Pero no hay duda de que se trata de un aspecto del debate que no deja de llamar la atención.

Un dato más para concluir: la moderación del segundo debate presidencial de hoy, estará a cargo de los periodistas Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Camacho. Cabe esperar que su trabajo sea pertinente como profesionales del periodismo que son. Lo malo es que, para variar, el formato del debate no lo les dejará ser, sino que los obligará a desarrollar un embrollado mecanismo operativo de interlocución pasivo y hasta chocante, porque simplemente no les dejará ser lo que son: periodistas. A ver qué pasa…

armentabalderramagerardo@gmail.com

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