García Harfuch: historias ocultas

Los cabildeos en favor, como candidato, se fortalecieron tras el atentado de que en 2020 fuera víctima, catapultándolo en encuestas de popularidad

Por: Roberto Rock L.

En los días previos a su separación del Gobierno de la ciudad de México, el pasado 16 de junio, Claudia Sheinbaum recibió de Palacio una propuesta que en realidad era una manzana envenenada: se le sugirió que Omar García Harfuch fuera quien se hiciera cargo del Gobierno interino, lo que habría cambiado totalmente la ruta diseñada por ella y su equipo para los próximos meses y años.

De acuerdo con fuentes del Gobierno López Obrador, la señora Sheinbaum había sugerido como gobernante interina a Luz Elena González, una destacada economista, especializada en la gestión de ciudades, para quien había creado en 2018 la “supersecretaría” de Administración y Finanzas, que ha tenido bajo su responsabilidad el manejo de al menos 200 mil millones de pesos anuales del erario local.

Las mismas fuentes aseguran que fue el propio presidente quien descartó la posibilidad de encumbrar a González Escobar, que ya había sido colaboradora –como directora general de Integración de Políticas– de la ahora exjefa de Gobierno desde que ésta fue la poderosa titular de la Secretaría de Medio Ambiente local bajo la administración de López Obrador (2000-2005).

En Palacio se acordó que el gobernante interino fuera Martí Batres, con lo cual éste resultó derrotado por segunda ocasión en su aspiración de ser electo por seis años al frente de la ciudad. La apuesta por Batres –que hasta ahora no ha encarnado un endurecimiento contra la que se vaticinaba– se basó en su experiencia en la operación electoral y en convertir programas sociales en votos a favor del oficialismo. Con todo, se aceptó que la señora Sheinbaum dejara a su salida una especie de triunvirato de “coordinadores”, con Batres en el campo político, González Escobar en las finanzas, y García Harfuch en la seguridad.

Tomó varias semanas más concretar el siguiente paso, pero finalmente se abrió la puerta para la postulación como aspirante a la jefatura de Gobierno del ahora exdirector de Seguridad Ciudadana, al que según testigos consultados, López Obrador alude sólo por su segundo apellido, que pronuncia como “Harpuch”. El mandatario tabasqueño declinó para ello sus objeciones sobre la trayectoria del funcionario policial, que seguramente serán objeto de polémica durante una eventual campaña política.

Los cabildeos en favor de García Harfuch como candidato se fortalecieron luego de que en junio 26 de 2020 fuera víctima de un atentado que lo catapultó en las encuestas de popularidad ciudadana, y luego en las intenciones del voto. La convicción de que sólo él es capaz de evitar una derrota de Morena y sus aliados frente a la oposición llevaron a sus promotores a inicios de este año incluso a proponerle al presidente López Obrador apoyarlo previo compromiso de García Harfuch de que tras ganar, y transcurrido cierto lapso, pediría licencia al cargo.

Hoy parece no estar a la vista ese escenario y él luce encaminado hacia una encuesta interna en la que se prevé obtenga una cómoda ventaja frente a Clara Brugada, exalcaldesa de Iztapalapa, impulsada por el citado Martí Batres –que ha guardado áspera distancia de García Harufch– y el vocero de Palacio, Jesús Ramírez. Otro contendiente con posibilidades sería Mario Delgado, líder nacional de Morena, descrito en espera de una determinación de Claudia Sheinbaum, preocupada porque Morena vaya a caer en manos de algún grupo no afín.

La decisión de García Harfuch de dejarse embrujar por la política han hecho resurgir el nombre de su padre, Javier García Paniagua -polémico personaje que nunca tuvo dudas sobre para servía el poder en esa época; presidenciable en la sucesión de José López Portillo, en 1982-, y de su abuelo, el general Marcelino García Barragán –una leyenda en el ámbito militar, secretario de Defensa en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz–, que asumió la responsabilidad política de la matanza estudiantil en 1968 en Tlatelolco, pese a las múltiples evidencias de que no fue cometida por fuerzas bajo sus órdenes.

En la biografía del propio García Harfuch y en aquellas historias políticas no vividas por él, hay episodios que eventualmente se reflejarán en la ruta seleccionada por el muy probable aspirante del oficialismo a la jefatura de Gobierno capitalina. Ya habrá tiempo de rescatar algunas de ellas en este mismo espacio. (rockroberto@gmail.com).

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