El Tribunal Estatal Electoral resolvió invalidar la elección municipal y llamar a una contienda de carácter extraordinario...
Por: Gerardo Armenta
El sonorense municipio de Rayón se está convirtiendo por lo visto en una especie de paladín democrático en materia electoral. Allí en la elección pasada por la alcaldía un candidato ganó la contienda respectiva, pero…no pudo acceder al cargo. El problema (menudo problema) fue que Heriberto Grijalva Vázquez obtuvo el triunfo bajo la modalidad de candidato sin registro, aunque avalado por Movimiento Ciudadano. Pero ha de entenderse que esa victoria no podía considerarse legal.
Prueba de ello es que otro candidato (Alejandro) también apellidado Grijalva fue quien asumió la alcaldía en Rayón. La diferencia de votos entre los señores Grijalva (no se sabe sin son parientes) no resultó tan apabullante. El primero de ellos (prácticamente el ganador, pero sin derecho al triunfo) obtuvo 711 votos, mientras que el segundo (que es hoy el alcalde de Rayón) sumó 674 sufragios postulado por tres partidos: PRI; PAN y PRD.
Queda en claro que la victoria (entre comillas) del candidato sin registro no fue tan apabullante o demoledora como acaso pudo pensarse. Empero, como ya se dijo, la novedad estribó en que Grijalva Vázquez contendió sin registro como candidato, circunstancia que por sí sola debió bastar para dejarlo fuera de la contienda y que la que lo acercó a los linderos de esta situación que se comenta y que terminó por configurarse. Sin embargo, el asunto llegó ya al extremo de que, por efecto de esa diferencia de sufragios entre un candidato real y otro lejos de esta condición, el Tribunal Estatal Electoral resolvió invalidar la elección municipal de Rayón y llamar a una contienda de carácter extraordinario, obviamente con los mismos protagonistas.
Una decisión como la anterior se abre por sí sola en el interés de la opinión pública, habida cuenta de las circunstancias originales que la propiciaron, como la que señala que un candidato sin registro obtuvo más votos (relativamente hablando) que aquel que cumplió con la legalidad respectiva. Pero ocurre también que esta plática (o los hechos que la nutren, mejor dicho) no puede ignorar que en su momento Grijalva Vázquez se presentó como candidato registrado a la alcaldía de Rayón para la elección de junio. No llegó muy lejos, ya que fue bloqueado en esa pretensión por varios partidos políticos, al grado de que lo excluyeron de la contienda, según reveló él mismo.
La sorpresa en ese lugar debió venir después cuando prácticamente ganó la elección extraoficialmente, aunque sin valoración pertinente, porque no había sustento para otorgársela. Por eso hoy Grijalva Vázquez podría estar en camino de ganar la alcaldía que persigue en una especie de pelea de revancha como se estila en el pugilismo. Él se muestra muy confiado de que obtendrá la ratificación electoral de su triunfo. El único problema es que el alcalde de Rayón está en facultades de apoyar la decisión del Tribunal Estatal Electoral por la que dejó sin efecto legal los comicios efectuados en ese lugar, apelando a toda la normatividad de que se pueda echar mano, lo cual que no la objeta. Sorprende que haya resuelto no hacerlo.
Así podría empezar otro litigio que puede llevar tiempo finiquitarlo. Pero esta circunstancia no debe verse como la más importante del problema. Mucho más relevante es o tiene que ser que los cauces legales existentes en material electoral se apliquen como debe ser en este que bien puede denominarse como Caso Rayón. Se trata de un episodio que formó parte de la pasada jornada comicial llevada a cabo en el país. En su momento el episodio ocurrido en Rayón no llamó la atención porque no era preciso que lo hiciera.
Pero al paso de un tiempo corto fue tomando curso y grosor hasta llegar al extremo (casi seguro en estas vísperas) de que sea una instancia superior de legalidad electoral la que termine por finiquitar la cuestión, sean las que sean sus características. Tal es quizá la parte más llamativa del problema, lo que de ninguna manera quiere significar que las demás sean desdeñables.
Rayón es un lugar sonorense sin mucha densidad demográfica. Hace cuatro años su población se estimaba en casi 1,500 habitantes. Pero este dato que puede resultar importante para diversos enfoques, lo resulta también en el contexto de un problema de índole electoral. Es obvio que en todas partes la elección de una alcaldía es algo de suma importancia para los habitantes del lugar de que se trate. Incluso, hasta podría decirse que en sitios así la democracia (o el quehacer político) normalmente suele vivirse con una particular o más reparadora intensidad, haya o no conflictos de por medio. Habrá que ver cómo termina el Caso Rayón…
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