El más rico del panteón

Este tipo de actitudes llamaron mi atención, así que le pregunté por qué lo hacía, y él simplemente me contestó que era para sentir como los pobres

Por: Jesús Huerta Suárez

Ahora que ya se está dejando sentir el calor me acordé de un amigo que durante esta temporada suele llevar a cabo lo que él llama sus “experimentos sociales”, y, pasa el verano sin prender los aires acondicionados, ni en su casa ni en su auto. Durante el invierno se baña con agua helada. Hace sus comidas simples y sencillas, como por ejemplo come taquitos de frijoles con jalapeños y sardinas con papas, entre otras cosas. Suele usar su ropa sin planchar y usa los zapatos hasta que casi toca el piso con los pies rasos. No va al cine y usa el camión público cada vez que puede. Lleve una vida humilde, pero ha viajado por el mundo.

Por supuesto que este tipo de actitudes llamaron mi atención inmediatamente, así que le pregunté por qué lo hacía, y él simplemente me contestó que era para sentir como sienten los pobres. Afirma que el ponerse en los zapatos ajenos le ha servido para templar su carácter.

Dice que en las noches de verano es casi imposible dormir; justo cuando hay que abrir las ventanas al máximo para ver si refresca, aparecen por doquier los molestos zancudos que pican sin piedad todo su cuerpo. Siente que la cama arde y que no puede dormir; se levanta cansado. Si acaso utiliza un atomizador con agua que rocía en su cuerpo y el aire del abanico lo enfría por unos momentos hasta que de nuevo siente como el calor le roba el sueño. Se levanta cansado, se desayuna sus tortillas con frijoles, té y chiles. Toma dos camiones para llegar a su trabajo.

Yo le pregunto que si acaso quiere ser el más rico del panteón, porque mi amigo tiene un buen sueldo por su trabajo, además de que cuenta con el apoyo económico de su familia, y el se ríe mientras lo niega con su cabeza; no, no, no, en realidad me gusta jugar de vez en cuando a que no tengo ni en qué caerme muerto; me gusta sentir hasta donde sea posible lo que siente la raza de abajo, pero sabes, por más que intento vivir humildemente, por más que sufro penurias, por más que me limito y trato de no auto complacerme, siempre sigue claro en mi corazón que hay muchas cosas muy valiosas que no se compran con el dinero y que no por vivir con poco dinero me siento pobre. Los libros que he leído, las pláticas que he tenido con amigos y con desconocidos, los días hermosos, las sonrisas, los lamentos todo eso han hecho que en mi vida no sienta la miseria. Los sufrimientos me han mantenido más cerca de Dios, y no he deseado ser como otros que aun teniendo de más se sienten insatisfechos. Yo me siento bien; me queda claro que esta vida es una escuela y que cada dolor te fortalece. Me queda claro que esta vida no es de color de rosa, pero aun así se puede ser feliz. Siempre es buen poder compartir mis bienes con los demás… ¿cómo la ves? Me dijo.

Yo no sé, le contesté.

Jesushuerta3000@hotmail.com

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