Asuntos en Navojoa
Por: Gerardo Armenta
Finalmente, una población como Navojoa tendrá su anhelada central de autobuses. El año venidero (puesto ya en una cercanía contundente) iniciarán los trabajos respectivos. Se trata de una obra comunitaria demandada a lo largo de más de 30 años.
El único problema es que las cosas no serán así, por desgracia. ¿Entonces?, cabría preguntar. Lo que sucede es que el añejo proyecto de la central camionera navojoense tomó curso por espacio de unas horas. Es decir, las propias del Día de los Inocentes. Pero en realidad, lo cierto es que, hablando con seriedad, nunca se anunció nada oficialmente al respecto. Sin embargo, la broma respectiva fue útil para que, por lo menos, se “refrescara” la añeja necesidad existente en la Perla del Mayo con respecto a una central de autobuses.
Como consta a la opinión pública, el tema respectivo ha salido a relucir en distintas ocasiones. Faltaba solamente que apareciera como parte de esa mecánica por la cual las inocentes palomitas se dejan engañar precisamente el Día de los Inocentes. Es propio reconocer que, en contra de lo que podría suponerse, tal especie de juego, inmemorial para muchos, tiene hoy adeptos o seguidores que lo ejercen con seriedad y entusiasmo.
Por ello ha de reconocerse que en esta ocasión su práctica haya evidenciado el tino de traer a colación en Navojoa un asunto público que podría considerarse de primer orden, por más que una larga procesión de autoridades municipales y estatales lo hayan ignorado al paso de los años. Tal es la verdad. Aunque puede llegar el día en que, por ejemplo, una autoridad política superior muestre simpatía por el tema de la central camionera, y entonces, como por arte de magia, cambiaría radicalmente la perspectiva del problema.
No sería la primera vez que malabarismos de ese tipo toman carta de naturalización en el llamado “arte de gobernar”, dicho sea esto último con toda la pomposidad o ridiculez del mundo. Lo bueno es que esta vez, por obra y gracia del Día de los Inocentes, cobró resonancia una vez más la siempre fantasmal central de autobuses navojoense, un lugar donde, en cambio, parecería que las “centralitas” llegaron para quedarse. Una añeja historia.
Por lo demás, tiene que reconocerse que en esta ocasión el Día de los Santos Inocentes resultó pródigo en buenas nuevas para los navojoenses. Porque también quedó en claro que el año próximo iniciará la construcción de un nuevo estadio de beisbol, al sur de la Unidad Deportiva Municipal Faustino Félix Serna. Al parecer existe un plan al respecto desde hace cinco años.
En los hechos, el estadio actual navojoense fue inaugurado por allá en los años setenta. Y aunque cualquiera pensaría que en la apariencia luce bien, lo cierto es que los años no pasan en balde. Pero más allá de la inocentada del día respectivo, en los hechos tampoco se sabe que exista algún proyecto gubernamental para construir en Navojoa un buen parque de pelota. Sin embargo, vale reiterar la certeza de que fue una buena idea recordar, así haya sido a título de broma, la necesidad de que Navojoa disponga de un nuevo estadio. Aunque no sólo para albergar en su campo a un equipo de beisbol profesional.
Un estadio municipal tiene que responder igualmente a otro tipo de necesidades más de carácter comunitario que de lucro específico. Por lo mismo, un estadio municipal no sólo debería albergar a un equipo profesional de beisbol. Lo ideal sería que también hicieran uso de sus instalaciones beisbolistas no necesariamente profesionales, a través de equipos formados por niños, jóvenes y adultos.
El asunto, en efecto, puede ser complicado, pero de alguna manera factible. Ciertamente, en Navojoa existe la necesidad de un nuevo estadio. Se sabe que es la única plaza de la Liga Mexicana del Pacífico que carece de instalaciones de esa naturaleza. Razón de más, entonces, para que se pudiera afinar algún proyecto en ese sentido. Es propio asumir que los de hoy son tiempos difíciles en más de un sentido existencia, por no decir que en todos.
Pero se sabe que las sociedades avanzan cuando logran superar sus escollos. De esta manera, y como ha quedado demostrado al paso del tiempo, el Día de los Inocentes es una buena y significativa fecha anual para llamar la atención sobre problemas o necesidades públicas existentes en el entorno, más allá de la broma social o personal que podrían significar. Por lo menos vale la pena fijarse en el enunciado de tal problemática. Que ocurra así ya es ganancia.
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