Habla bien de las autoridades actuales que quieran saber cómo les dejaron “el changarro”, pero mejor el actuar de los que se fueron
Por todos lados se oyen las expresiones relativas a las comparecencias de funcionarios de las pasadas administraciones municipales.
En Guaymas, en Cajeme o en Navojoa, por ejemplo, han sido citados incluso los ex alcaldes o alcaldesas para que expliquen qué pasó con algunos “detallitos” en los que parecieran andar volando, o millones de pesos o decenas de dudas sobre la honestidad de algunos ex funcionarios.
Por supuesto que habla bien de las autoridades actuales el hecho de que quieran saber en qué condiciones les dejaron “el changarro”, pero, de acuerdo con los conocedores, sería mejor que todas las inexplicadas formas del actuar de los que se fueron, como dicen en las calles, con los bolsillos a reventar, se ventilaran mejor en los tribunales.
Para ello, deben dejar actuar a las contralorías, estatal o municipales, de tal forma que recopilen toda la información sobre el manejo de las finanzas públicas de quienes estuvieron durante los tres años anteriores.
Y si las dudas y sospechas se siguen incrementando con todo lo investigado, entonces deben proceder conforme a la legislación vigente y hacer que, si hubo desfalco o quebrantos en las haciendas, que lo devuelvan y paguen con cárcel su mal proceder.
Porque hasta el momento no se sabe qué es lo que han dejado las comparecencias de ex funcionarios ante los cabildos. Es más, hay algunos actuales que fueron ratificados por el actual alcalde o alcaldesa y no sabemos si fue por confianza o por desconfianza para que no se tiren a perder por si en las auditorías salen “bailando”.
Y es que uno, simple mortal, no se puede explicar cómo es que vuelven a dejar a los mismos funcionarios cuando, se sabe, fueron los que ayudaron al quebranto, por ejemplo, del Organismo Operador del Agua en Cajeme.
¿Qué pasaría en el matrimonio Lamarque-Patiño si remueven a Guillermo Patiño Fierro de Oomapasc o si se le envía a la cárcel si se descubre que tuvo mucho que ver en la parálisis de esa institución? Para empezar: ¿Se atreverían?
En esto de la política, dicen, hay que cuidarse hasta de la sombra, por lo cual pocos se explican cómo es que hay quienes meten las manos al fuego por otros a pesar de la evidente ineficacia, que también es corrupción, para hacer las cosas bien.
Haber carecido de la capacidad para trabajar bien o llenarse los bolsillos con dinero público es el mismo pecado y, por lo mismo, debe ser castigado conforme a las normas legales, pues de otro modo esto de la política no llegará nunca a la transformación del Gobierno y la sociedad que tanto se predica, sino que quedará en la simple simulación de la que nos hartaron los del PRI y del PAN.
Si bien los cabildos no tienen en sus manos la manera de castigar los actos de corrupción, deberían de actuar pronto para que no sean otros tres años de impunidad, como sucede con las tres últimas administraciones municipales de Cajeme.
Hoy no vemos la valentía de hace tres años entre los regidores para denunciar legalmente los abusos cometidos contra la sociedad. Algunos de los que “brillaron” en la anterior administración hoy permanecen apagados, como cuidando sus intereses, económicos, políticos y, sobre todo, electorales.
De los ediles morenistas, se entiende que están sumisos, pero los de oposición ya han dejado pasar varias acciones ilegales y no se ve que haya demandas en contra de alguna autoridad.
Y el pueblo quisiera creer que no serán otros tres años de simulación que, como ya sucedió, ha convertido a la llamada 4 T en una transformación de cuarta.
Comentarios: francisco@isamultimedia.com