Claudia y los medios: ¿nuevo ciclo?

A lo largo de su gobierno en la capital del país, Sheinbaum mantuvo una estrategia de bajo perfil con los medios, sin adoptar el discurso de Palacio

Por: Roberto Rock L.

Desde el interior del equipo de Claudia Sheinbaum, virtual candidata de Morena a la sucesión presidencial, surgen señales de apertura hacia un nuevo modelo de relación entre los medios de comunicación y el próximo gobierno federal, en el probable caso de que la exjefa de Gobierno conquiste el relevo de Andrés Manuel López Obrador.

De frente a la próxima batalla electoral, en la que se espera gravite en múltiples ámbitos –las campañas para el Congreso federal, nueve gubernaturas, 30 legislaturas locales, miles de alcaldías–, Sheinbaum Pardo y su cuerpo de asesores habían determinado ya un paulatino distanciamiento de lo ocurrido durante los últimos cinco años en este país en materia de comunicación gubernamental. Pero acontecimientos recientes podrían llevarlos a acelerar decisiones.

La administración López Obrador, por conducto de su vocero, Jesús Ramírez, alegó en su arranque que existía un nuevo ecosistema mediático a la luz de la revolución digital, y que su política recogería ese fenómeno. Pero lo que ocurrió en realidad fue que desde Palacio se financió a espacios recién creados con características comunes: ser propagandísticos y con una sumisión no sólo abyecta sino involuntariamente cómica –“Lord Molécula” quizá los encarne.

Si esa red –medios, voces, plumas, cuentas falsas en redes sociales y caricaturas políticas– suponía ya una aberración política y económica, se ha tornado escandalosa porque quien manda sobre ella decidió usarla en la campaña que combate las aspiraciones de Omar García Harufch para obtener la candidatura al gobierno de la propia ciudad. Aspiraciones que cuentan con el respaldo de la señora Sheinbaum y el respeto del propio Presidente. Presenciamos entonces cómo una artillería creada artificialmente desde la 4T con dinero público se vuelve ahora contra la propia 4T en una plaza clave para lo que ocurra en 2024. Es como una serpiente mordiéndose la cola.

La dimensión de la apuesta contra García Harfuch, que pretende presentarse en apoyo a Clara Brugada –exalcaldesa de Iztapalapa y una seguidora “pura” de López Obrador– sugiere que excede las capacidades del vocero Ramírez. De ahí que se hayan detectado también las huellas digitales del gobernante interino de la ciudad, Martí Batres, quien ha dejado clara su animadversión hacia el exsecretario capitalino de Seguridad. Semejante comportamiento, según fuentes consultadas, podría en realidad estar patrocinado por intereses de actores afectados en la metrópoli por la labor policial en los años recientes.

A lo largo de su gobierno en la capital del país, la señora Sheinbaum mantuvo una estrategia de bajo perfil con los medios, pero no adoptó el discurso de Palacio orientado a desautorizar, deslegitimar e incluso deshumanizar a medios y periodistas. Diálogos y encuentros discretos con informadores y directivos formaron parte de ello, lo que se vio complementado con una inversión publicitaria modesta y con cierta equidad.

Sin embargo, los meses finales de la labor de Sheinbaum en la ciudad fueron ganados por la tensión entre los contendientes internos en el oficialismo, y ello vino acompañado de un endurecimiento en la operación mediática de su equipo, con poca o nula experiencia en algunos casos. A esto se agregó un gasto ingente en redes sociales para defenderse de ataques y revirar en las mismas o superiores dosis a otros aspirantes, notablemente a Marcelo Ebrard. Con todo, buscó tener autonomía de las directrices surgidas desde Palacio.

La estrategia creada por Jesús Ramírez reposa básicamente en los hombros del presidente, durante sus conferencias, y a partir de ahí se echa a andar la costosa red conectada a varias nóminas gubernamentales, como se ha venido documentando.

La cadena incluye a medios de larga data, muchos de ellos en los estados, cuyos propietarios trabaron amistad en el camino con López Obrador. Menudean cabeceras en Tabasco y en el sureste en particular, pero hay casos en Tamaulipas y otras entidades. Curiosamente, la totalidad de los periódicos y revistas contratados tienen una minúscula penetración digital. A varios de ellos se les pidió crear nuevas razones sociales a fin de disfrazar la llegada de fondos federales, para lo que se usa el canal de representantes comerciales, entre otros a Medios Masivos Mexicanos.

El inevitable balance de esta táctica gubernamental es que la misma no sólo burla la ley -por la discrecionalidad y la opacidad con la que opera-, sino que ha resultado particularmente inútil para alcanzar y, menos, influir en segmentos significativos de la población. Se trata entonces de un modelo caro, ineficaz y particularmente corrupto. Ya se verá si la crisis que ha provocado al interior de Morena en la ciudad de México es el preludio de su derrumbe. (rockroberto@gmail.com).

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