Se puso en marcha una estrategia gubernamental para salir al paso de la muy diversa problemática indígena y no sólo la propia de la Tribu Mayo
Por: Gerardo Armenta
Es impresionante el recuento de necesidades y carencias que caracterizan el ámbito existencial de la Tribu Mayo. Asombra tomar nota del significado de este planteamiento. Pero debe asombrar todavía muchísimo más que al paso de los años se haya configurado un modo de vida tan difícil o extremo como el que tienen los indígenas mayos.
A menudo suele ignorarse un estado de cosas como el descrito anteriormente apenas en unas cuantas, pero suficientes líneas periodísticas. Pero es obvio que el asunto reviste una seriedad de primer orden que vaya mucho más allá de las meras o simples palabras que a menudo suelen utilizarse para describir por encima realidades que ameritan enfoques mucho más serios. El problema es que el paso del tiempo se convirtió en una especie de cortina para que las autoridades advirtieran realmente el grave tenor de la problemática indígena en general.
En esta ocasión, sin embargo, se puso en marcha una estrategia gubernamental para salir al paso de la muy diversa problemática indígena y no sólo la propia de la Tribu Mayo. Se trata del denominado Plan de Justicia que ciertamente permitió reubicar el conocimiento público y gubernamental de la muy diversa y ancha problemática indígena en general. Esta que se comenta es una promoción gubernamental revestida de propósitos y planes de apoyo a conglomerados indígenas que es propio reconocer en el valor que ostentan.
Sin embargo, también debe ser propio advertir la anchura de la problemática existencial que, por ejemplo, afronta cotidianamente una tribu como la propia de los mayos en el sur de la entidad. El fin de semana se realizó en Pueblo Viejo (territorio de Navojoa) una asamblea regional indígena. El evento fue encabezado por las autoridades tradicionales de la etnia. En esa reunión, seguramente como quizá en ninguna otra similar, aunque quizá más burocrática, quedaron en descripción clara y llana todas y cada una de las principales necesidades o carencias de la Tribu Mayo.
De esta manera, sus participantes enumeraron las carencias que existencialmente necesitan resolver como parte de su vida diaria y productiva. Allí quedó en claro que los mayos requieren vivienda digna, tierras, agua potable, empleo temporal, becas para todos los niveles escolares, atención en salud, apoyos para pesca, proyectos productivos, caminos y puentes. La lista de necesidades indígenas es larga: corrección de actas en el Registro Civil de Navojoa, rehabilitación de centros ceremoniales, apoyos a fiestas tradicionales, ayuda económica para respaldar clases de la lengua mayo, entre otras.
Llama la atención que en ese cónclave indígena se haya pedido respeto para la autonomía de la Tribu Mayo, porque solamente así podrá avanzar el Plan de Justicia. Martín Leyva Valenzuela, gobernador de Pueblo Viejo, dijo que ya es tiempo de que ese plan se logre. En realidad, este fue también un planteamiento de todos los gobernadores mayos, quienes solicitaron el apoyo de las autoridades de los tres niveles de gobierno para que el plan aludido y sus beneficios se tornen realidad.
La intención de los mayos es que lleguen a sus comunidades los beneficios que están demandando desde tiempo atrás. Tal es la realidad de una etnia que tiene todo el derecho del mundo para plantear esta clase de peticiones. En efecto, son muchos años lo que han venido transcurriendo sin que, en lo esencial, se aborde la solución de sus más ingentes y graves necesidades existenciales. Eventos como el descrito deben ser útiles para que las autoridades que deban hacerlo tomen nota de lo que es preciso hacer para solventar las numerosas carencias de una comunidad tan emblemática para la región sureña como es sin duda la Tribu Mayo.
El Plan de Justicia se percibe como una manera de resolver una problemática indígena tal cual la evidenciada en renglones anteriores. Todo tiene que ver con elementales principios de justicia social y desarrollo económico que es preciso no perder de vista. Ayudará mucho en este propósito que las mismas autoridades de la Tribu Mayo no dejen de poner el acento en la suma de sus carencias, tal como lo hicieron en la reunión llevada a cabo en Pueblo Viejo.
Allí quedó suficientemente en claro que los atrasos de los indígenas mayos son cuantiosos en un amplísimo abanico existencial y productivo. Por eso fue alentador que sus voceros hayan resuelto llamar la atención para que fluyan los apoyos que requieren para mejorar cada vez más sus niveles de vida. Es lo menos que puede esperarse como meta de quienes forman parte de una tribu emblemática y distintiva de una región como la del Mayo.