Aunque se trató solamente de un juego de futbol entre Brasil y Croacia, deja muchas lecciones deportivas y hasta políticas que no deben menospreciarse
Aunque se trató solamente de un juego de futbol, el disputado entre Brasil y Croacia, que eliminó al tetracampeón del mundo de la copa 2022, deja muchas lecciones deportivas y hasta políticas que no deben menospreciarse.
Sin duda, en base a su historia de buen futbol y contar en su plantilla con muchos de los mejores jugadores del planeta, le daba a Brasil optimismo sobrado para entrar a la cancha con la seguridad de que obtendría el triunfo.
Pero en el campo de juego, el campeonísimo encontró a una selección croata con determinación y trabajo en equipo que hizo retardar para Brasil el grito de gol hasta el minuto 105, es decir entrados ya en tiempos extras y, poco después, el ingreso del balón en la portería brasileña que emparejaba los cartones y enmudecía a millones que ya daban por hecho el pase sudamericano a la siguiente fase.
A la selección carioca le pasó lo mismo que a México contra Arabia Saudita: dieron por hecho que el rival ya estaba “desfondado”, que estaba “moralmente derrotado” y nada podría ya hacer para remontar el marcador, pero vino el gol árabe que los eliminó del Mundial.
Si lo comparamos con la política, este juego enseña que hay en México un partido convencido por anticipado de su triunfo en 2024, primero porque tienen un timonel carismático y que, con todo y sus marrullerías, tiene fieles adoradores que, sin exageraciones, darían la vida por él.
Hay en Morena hasta soberbia incluso, debido al pensamiento de que la figura de Andrés Manuel López Obrador lo hará de nuevo arrasar en las elecciones presidenciales y, de paso, senadurías y diputaciones federales, locales y alcaldías.
Puede ser que, hasta el momento, ese pronóstico tenga mucha certeza, pues, como Croacia, la oposición mexicana no cuenta con un jugador capaz de doblegar a la defensa morenista para ingresar a la puerta chica y anotar.
Pero ese también es un acicate para que los opositores tomen con seriedad el partido y jueguen en equipo y, como Croacia, tengan la determinación, la garra, la entereza y la voluntad de ir siempre hacia adelante por adverso que sea el marcador. Que no se dejen intimidar por el “tamaño” de sus contrarios sino que jueguen al tú por tú hasta lograr la victoria.
Y Morena tampoco debe olvidar que no es suficiente el logo bonito o juego bonito de su jefe, quien cuando no puede entrar directo a la portería, alista un Plan B mediante el cual quiere anular al árbitro para que no le cobre las faltas, los fuera de lugar o las zancadillas y otras irregularidades que ha estado cometiendo durante los últimos años.
Oposición y Morena deben entender, ante todo, que no se trata de eventos en los que se vaya la vida de por medio y por lo tanto deben ya de evitar fomentando el odio, la división y el encono entre hermanos. Al final de cuentas son unos cuantos los que obtienen el poder y se sientan a la mesa con quienes ayer llamaban “enemigos”, mientras el pueblo se queda enemistado con amigos y hasta familiares por culpa de un partido o un político.
Croacia demostró que sí hay forma de ganarle a quien se creía invencible. La oposición mexicana tiene que apostarle también a eso, pero de manera organizada, sin envidias ni zancadillas para los de los otros partidos sino en busca de una causa común: evitar que siga el daño a México y sus instituciones.
Si los partidos no entienden las lecciones, entonces será mejor que miren hacia otro lado y dejen a los mexicanos decidir bien, sin falsos mesías que en campaña prometen hasta bajar el precio de los combustibles pero en los hechos solamente siguen el mismo derrotero de quienes por años han golpeado al pueblo y sus finanzas.
Hay que abrir los ojos para ver bien la falsedad de esos redentores que se visten con piel de oveja pero son lobos con colmillos retorcidos por el odio y la sed de venganza contra todo y contra todos.
Esa es la tarea. Ojalá cada ciudadano pueda ejecutarla.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com