Bolsa de cereales de los Brics; oportunidad y esperanza

Todo país que se sujeta a la dinámica de las bolsas de materias primas termina afectado por deudas con especuladores, incluidos fondos de cobertura

Por: Alberto Vizcarra Ozuna

La interdependencia y la interacción global han hecho que el mundo “sea más pequeño”; y que la vibración de las voces y países que buscan alternativas a las condiciones sofocantes de mercado, impuestas por los corporativos agro-financieros, empiecen a registrar resonancias inesperadas.

En enero de este año, productores de maíz y trigo del norte de Sinaloa, en voz de Baltazar Valdez Armentía, representante del Frente Nacional por el Rescate del Campo Mexicano, le planteó a una de las candidatas a la presidencia de la república, que además de revisar con carácter de urgencia el capítulo agropecuario del T-MEC y sacar el precio de los granos nacionales de la Bolsa de Chicago, México debe de ingresar al grupo de países, reconocidos bajo el acrónimo de los Brics, señalando que el conglomerado conjunta la capacidad de producir más del cuarenta por ciento de la producción mundial de granos.

El martes de 19 de marzo, despachos internacionales de noticias, reportan que el Director de la Unión Rusa de Exportadores de Cereales, Eduard Zernin, informó que está en proceso de crearse una bolsa de cereales de los Brics. La iniciativa es de Rusia, que recientemente pasó a ocupar la presidencia del agrupamiento que conforman también Brasil, India, China, Sudáfrica, además de Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos.

Eduard Zernin señala que el impulso hacia la creación de esta bolsa de cereales, cuenta con el pleno respaldo del presidente Vladímir Putin y con el apoyo de otras naciones integrantes de los Brics, así como empresas privadas de esos países. El cometido de la eventual bolsa cerealera sería “eliminar la volatilidad extrema y añadir transparencia y previsibilidad al mercado mundial de los granos”. Zernin afirma que el principal problema de las bolsas tradicionales (como la de Chicago) de materias primas es que están en deuda con los especuladores, incluidos los fondos de cobertura que comercian con derivados de la materia prima, propiciando que los precios estén por debajo de los costos de producción”.

Todo país que se sujeta a la dinámica comercial que imponen bolsas de materias primas como la de Chicago, termina afectado exactamente por lo que señala el director de la Unión Rusa de Exportadores de Cereales, más cuando los gobiernos de los países perjudicados sostienen tratados de libre comercio, como es el caso de México, con el esquema del T-MEC. Desde que el país se embarcó en esta política comercial, hace más de tres décadas, puede presumir una balanza agropecuaria positiva que ha representado grandes negocios para círculos y elites ubicadas en ciertos nichos de exportación, pero el grueso de los productores rurales, dedicados a la producción de granos básicos, han venido sufriendo procesos de descapitalización y un alto porcentaje de ellos ha salido de la actividad.

La resultante es una profundización en la dependencia alimentaria y un proceso creciente de corporativización de la actividad que disloca la vida social-productiva del campo mexicano. En esas condiciones un porcentaje importante del hectareaje de riego, con su infraestructura y las vocaciones productivas de los productores nacionales, terminan subcontratadas a los corporativos agrofinancieros que monopolizan los mercados globales de alimentos y especulan en las bolsas como las de Chicago y otras de esa condición. Es así como México abandonó el propósito de la autosuficiencia alimentaria y entregó su mercado nacional.

Es esta política la que ratificó el gobierno de López Obrador con la firma del T-MEC, y en la que se ampara para retirarle los apoyos a la llamada agricultura comercial. A sabiendas de que el cumplimiento de esos acuerdos resulta fatal para los productores nacionales de granos básicos y consecuentemente para la economía nacional. Su entreguismo a los grandes importadores lo encubre en la falacia de la lucha contra la inflación y paga sus culpas refugiándose en los apoyos a la agricultura de autoconsumo. Todas las balas que el presidente ha disparado en contra del neoliberalismo, han resultado de salva.

México y las naciones del sur global, esperarían que la iniciativa de Rusia para que los países del Brics constituyan una bolsa de granos realmente prospere. Pues efectivamente, al momento es la mejor alternativa para contribuir a eliminar la volatilidad extrema que rige los precios de los granos, considerando que es interés natural de las naciones y sus productores que los proveedores y los compradores de grano físico (no de papel especulativo) puedan gozar de transparencia y previsibilidad en el mercado mundial de cereales.

Por lo pronto la iniciativa advierte que la eventualidad de dicha bolsa cerealera, cuenta con el poder inmediato que le otorga el hecho de agrupar a las naciones que producen más del 40 por ciento de la producción mundial de granos y representan el mismo porcentaje del consumo global. Un punto de arranque con capacidad real de incidir en el comportamiento de los mercados y de poder forzar procesos de equilibrio y regulación en los precios para que no vayan en perjuicio de las naciones y de sus productores.

Ocurre que los Brics, además de tener las capacidades graneleras referidas, son los países que poseen un potencial notable en la producción de los insumos, particularmente fertilizantes, para producir alimentos. Algo fundamental para poder incidir en la regulación de los costos de producción que durante los últimos años han sufrido incrementos exponenciales.

Aunque la iniciativa es temprana, tiene las condiciones para crecer en un tiempo relativamente corto. Sobre todo, si se estima el apremio que el mundo tiene porque el mercado alimentario goce de contrapesos que rompan con la hegemonía de los corporativos agrofinancieros que especulan con el hambre mundial y con el asalto a los mercados nacionales. Un hegemonismo abusivo, que a nombre del libre comercio ha establecido una dictadura en la política de precios y una criminal inducción en la reducción mundial de la producción de granos básicos.

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