Ante los Debates en EU

Trump se declaró ansioso en la espera de las fechas de esos debates televisivos, que se llevarían a cabo los días 4, 10 y 25 de septiembre venideros..

Por: Gerardo Armenta

En contra de lo que pudiera pensarse, por lo visto Donald Trump no tiene muchas cosas en qué ocuparse. Quizá suponga por ello que la vida es un debate. Tal se desprende de su propuesta para sostener tres eventos de ese carácter con Kamala Harris. Él es candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano y ella por el Partido Demócrata.

Trump se declaró ansioso en la espera de las fechas de esos debates televisivos, los cuales se llevarían a cabo los días 4, 10 y 25 de septiembre venideros. “Creo que tenemos que decir las cosas claras”, dijo Trump muy orondo. El único problema es que por lo visto Harris sólo se ha referido a un debate, lo cual no quiere decir que vaya a rechazar o bien aceptar los otros dos. El problema es que su conflictivo adversario ya prácticamente da todo por hecho.

La verdad es que Trump se cree un fino espadachín de la palabra cuando en realidad no es más que un vulgar y desorientado buscapleitos. En una primera alusión sobre su contrincante presidencial, dijo, por ejemplo, que Harris es “peor” y más “incompetente” que el presidente Joe Biden, a quien acompañó como vicepresidenta de Estados Unidos. Pero lo que llama la atención es la facilidad con que Trump recurre al insulto para según él calibrar o describir a una persona.

Por eso al parecer se siente ilusionado con la eventualidad de participar en tres debates presidenciales con Harris. Supone que encontrará una víctima propicia para su lucimiento personal. No parece que haya tomado nota de que ella dijo recientemente que conoce muy bien a sujetos como Trump, por cierto, cada vez más al descubierto en su estrechez mental e incapacidad para entender lo que es verdaderamente la política. Él supone que toda la política de un país como Estados Unidos se limita a la problemática fronteriza por la migración ilegal que llega del lado mexicano.

Mientras tanto, mucho más al sur del continente, en Venezuela no superan todavía, sino al contrario, el problema que trajo consigo la elección presidencial celebrada recientemente. En estas alturas no parece existir mayor duda de que la oposición derrotó con largueza y sin discusión que valga el intento reeleccionista del presidente Nicolás Maduro. Pero el mandatario se nota cada vez más empeñado en no reconocer nada que beneficie a la oposición que lo enfrenta.

Por eso, en lo inmediato parecería algo imposible que Maduro decida por las buenas reconocer que perdió la elección y hacerse a un lado para ceder la silla a Edmundo González, el candidato opositor que lo enfrentó. Cabe señalar en este contexto, como dato curioso o evidencia notable, que en los comicios recién llevados a cabo en Venezuela participaron 10 partidos políticos cada uno con su respectiva candidatura presidencial. Acaso este dato signifique que alguien como Maduro no las tiene todas consigo en su labor como mandatario venezolano.

Y no debe tenerlas en tanto que hoy por hoy Venezuela es un país con graves dificultades sociales y económicas, en lo que es una “herencia” que viene del “chavismo” y reverenciada por Maduro con demoledoras consecuencias. En una síntesis apretada, se podría decir que el drama venezolano de hoy, donde un mandatario reelecto enfrenta una grave presión ciudadana propia y hasta internacional, es por la forma en que transcurrieron las elecciones. Y la solución es única y sencilla: que Maduro muestre las copias de las actas electorales.

Por otro lado, no deja de llamar la atención la solicitud para que eventualmente el gobierno de México detenga a Vladimir Putin si acude a la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum. La extraña e inopinada petición fue formulada en una carta que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, envió al gobierno de nuestro país. Por su lado, el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador formuló con una pertinente respuesta.

De esta manera, López Obrador señaló que no le corresponde a México realizar una posible detención del mandatario ruso en una eventual visita suya a México. Al referirse a la solicitud, el mandatario mexicano simplemente dijo: “No podemos hacer eso. Estamos en contra de las guerras. Estamos a favor de la paz”. Señaló que lo que México ha propuesto en el caso de la guerra de Rusia y Ucrania son acuerdos, que hay una intermediación”.

Sin duda, todo eso es lo propio. ¿Pero detener a Putin si viene a México? No procede. El problema entre Rusia y Ucrania es serio y muy lamentable. Y ojalá alcance pronto una deseable solución.

armentabalderramagerardo@gmail.com


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