En el mundo, hoy existe una epidemia silenciosa que mata cada año a 1.3 millones de personas y deja a otros 50 millones con heridas graves
Por: Moisés Gómez Reyna
No es una variante del COVID o alguna enfermedad contagiosa, se trata de los accidentes de tránsito.
Sin duda estas cifras plantean un problema muy serio y apremiante, sobre todo considerando que la gran mayoríade estas muertespudieron haberse prevenido de alguna manera. Por ello,urge buscar soluciones desde lo local y lo global.
Recientemente,los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas(ONU) plantearoncomo meta reducir a la mitad el número de víctimas fatales y lesionadas en accidentes de tránsito para 2030.
El 90% de los accidentes de tráfico en el mundo ocurren en los países de renta baja y media (como es el caso de México) y son la primera causa de muerte entre los niños y jóvenes de 5 a 29 años.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde la invención del automóvil han perecido en siniestros de tránsito más de 50 millones de personas en el mundo, un número superior a las víctimas de la Primera Guerra Mundial o de algunas de las peores epidemias que ha enfrentado la humanidad.
Este alto número de muertes tiene una explicación: infraestructura pobre y falta de planificación urbana, además de sistemas fallidos de salud y protección social, falta de educación vial y desigualdades persistentes tanto entre los países como dentro de ellos.
El tema tiene también repercusiones económicas, ya que de acuerdo con la ONU, las carreteras inseguras constituyen un gran obstáculo para el avance de los paísesemergentes y en desarrollo, como México, puesto que les generan pérdidas anuales de entre 2% y 5% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Adicionalmente, familias enteras pueden caer en la pobreza debido a la pérdida del principal sostén económicoo a los gastos médicos prolongados y la pérdida de ingresos, a causa de estos siniestros.
El organismo señala que se requieren medidas ambiciosas y urgentes para reducir los mayores riesgos como son: el exceso de velocidad; la conducción bajo los efectos del alcohol o de cualquier droga; la falta de uso de cinturones de seguridad, cascos y sistemas de retención infantil; la infraestructura vial y los vehículos inseguros; la poca protección para los peatones; y la aplicación inadecuada de las leyes de tránsito.
También hace falta financiamiento; políticas nacionales de educación, salud y transporte seguro y sostenible; planificación urbana; y respuesta a los desastres, añade.
En el mismo tenor, la OMS asevera que los países y las personas pagan un precio “inaceptablemente alto” por trasladarse de un lugar a otro.
Colocar la seguridad en el centro de nuestros sistemas de movilidad es un imperativo urgente para la salud, la economía y la moral, recalca.
La OMS ha desarrollado un Plan Mundial en la materia, que exige mejoras continuas en el diseño de carreteras y vehículos, en las leyes y aplicación de estas, y en provisión de atención de emergencia oportuna y vital para los heridos.
Además, este plan promueve modos de transporte saludables y ambientalmente sostenibles y precisa que los planificadores e ingenieros urbanos deben priorizar la seguridad como un valor central en toda la infraestructura de transporte.
La OMS asegura que los países y ciudades guiados por este plan están viendo reducciones dramáticas en las muertes. Un ejemplo es Bogotá, Colombia, que redujo a la mitad las muertes en diez años, gracias a un conjunto de acciones integradas, incluyendo mejoras técnicas de gran alcance y reformas regulatorias.
En 2021, en México se registraron cerca de 14 mil muertes en accidentes de tránsito y casi 40 mil personas resultaron lesionadas, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.Así, en promedio, en nuestro país cada día mueren 40 personas atropelladas o en percances vehiculares.
Sin duda, sería importante que en las ciudades de México hiciéramos esfuerzos similares a los hechos en Colombia, y de obtener los mismos resultados positivos, entonces estaríamos salvado alrededor de 7 mil vidas por año.