El hombre tenía una deformidad en su nariz que le dificultaba respirar y comer, sobre todo, afectaba su vida personal, ya que era víctima de bullying
Por: Ofelia Fierros y Jesús Moreno
La vida de Conrado Ramos, un guatemalteco que trabajaba como obrero en casa de un cirujano plástico, cambió radicalmente gracias a la generosidad del galeno.
El empleado de la construcción, de 57 años, tenía una enorme deformidad en su nariz debido a un rinofima, que es un tipo de inflamación de la que no se conocen las causas.
Esta afectación le ocasionaba problemas para comer y respirar, pero, sobre todo, de baja autoestima, por lo que afectaba su vida personal, ya que constantemente era víctima de bullying.
“Los niños cuando me veían siempre preguntaban a sus madres qué me pasaba y todos se me quedaban viendo, por lo que yo optaba por usar cubrebocas siempre”, declaró.
La vida de Ramos cambió gracias a que se le presentó la oportunidad de trabajar en la casa del doctor Thomas Romo, cirujano plástico del Hospital Lenox Hill de Nueva York, quien al verlo supo de las dificultades por las que debería estar pasando.
“Al verlo pensé: eso tiene que estar afectando su vida, su relación con otras personas y su autoestima”, dijo el médico.
El cirujano, que dirige la Fundación Litle Baby Face, que ayuda a niños desfavorecidos con cirugías faciales, decidió operarlo sin cobrarle.
“Al ver a este hombre simplemente hablé con mi personal y les indiqué que nos ocuparíamos de él, por lo que les dije que le hicieran una reservación en el hospital y que sería gratis”, indicó.
El personal de la fundación hizo los trámites correspondientes y el cirujano operó a Ramos, tras una hora en el quirófano, la cirugía fue todo un éxito.
“Solamente con mirarlo pude ver su sonrisa y todas las cosas que no se veían antes. Aquí hay un hombre que se ha transformado”, dijo el galeno.