Mujer con esclerosis lateral amiotrófica prefiere inducirse la muerte que soportar el final de su enfermedad, pero se lo impiden
Por: Eduardo Sánchez
El Instituto Colombiano del Dolor de Medellín informó el sábado a Martha Sepúlveda, que este domingo a las 7:00 de la mañana iba ser sometida al procedimiento de eutanasia, que después de una revisión con un comité científico, se cancelaba el proceso.
Según el comunicado, el Comité Científico Interdisciplinario para el Derecho a Morir con Dignidad "concluyó de manera unánime cancelar el procedimiento" al "contar con un concepto actualizado del estado de salud y evolución de la paciente" con el que "se define que no se cumple con el criterio de terminalidad como se había considerado".
La eutanasia fue despenalizada en Colombia en 1997 y reglamentada en 2015. Es el primer país sudamericano en habilitar el procedimiento. Desde entonces, 157 personas optaron por el derecho a morir.
En julio pasado, la Corte Constitucional del país extendió el derecho a una muerte digna a quienes padezcan "un intenso sufrimiento físico o psíquico" por causa de una lesión o enfermedad incurable. Sepúlveda se había convertido en la primera persona a la que autorizaban una eutanasia sin tener una enfermedad terminal.
“Estoy más tranquila, me río más”, dijo Sepúlveda a la Cadena Caracol cuando le autorizaron el procedimiento. Hace tres años la diagnosticaron con ELA, una enfermedad neurológica, degenerativa, rápida y violenta. A fines del año pasado, la mujer perdió movilidad en las piernas. No precisa silla de ruedas, pero tiene dificultades para caminar.
A pesar de que es legal desde 1997, no se comenzó a ejercer ese derecho hasta 2015 y los procedimientos aún enfrentan barreras, como que sólo se realiza en determinadas ciudades y muchos centros médicos no saben cómo actuar.
LEYES BLOQUEADAS
Además, el Parlamento mantiene bloqueado desde hace años los proyectos de ley que buscan reglamentar la muerte digna.
El caso de Sepúlveda se conoció el mes pasado cuando, en un reportaje de Noticias Caracol, contó que iba a morir este domingo a los 51 años de edad.
"Si es desde el plano espiritual, yo estoy totalmente tranquila (...) Cobarde seré pero no quiero sufrir más, estoy cansada. Lucho por descansar", dijo la mujer, quien agregó que la certeza de morir le daba "tranquilidad".
Tras la publicación del reportaje, la Conferencia Episcopal de Colombia invitó esta semana a Sepúlveda a "a reflexionar serenamente sobre su decisión".
"Ojalá (la reflexión se dé), si las circunstancias se lo permiten, lejos del acoso de los medios de comunicación que no han dudado en tomar su dolor y el de su familia, para hacer una suerte de propaganda de la eutanasia", expresó monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida.
En el país tan solo se realizaron 94 procedimientos de eutanasia desde abril de 2015 hasta el 8 de mayo de 2020, según el Ministerio de Salud, que cuenta los casos desde que se permitió el procedimiento, 18 años después de que en 1997 la Corte Constitucional consagrara la muerte digna como un derecho fundamental.
La mayoría de estos procedimientos se realizaron en Bogotá o en el departamento de Antioquía, y casi nueve de cada diez fueron a personas con diagnóstico relacionado con el cáncer.
Además, por cada cinco solicitudes que se realizan en el país, sólo se practican dos, según los datos oficiales.
“Mi mamá está tranquila y feliz desde que le dijeron que podía morir, porque su vida era literalmente un infierno”, asegura Federico, hijo de Martha Sepúlveda, la primera mujer en acceder a la eutanasia en Colombia sin tener diagnóstico de enfermedad terminal.
Sepúlveda está diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad grave e incurable que le produce dolores insoportables en las piernas. Un mal que además, es progresivo, por lo que representaría para ella una muerte lenta y dolorosa.
SÓLO EN FASE TERMINAL
En entrevista con la BBC, Federico, su hijo, menciona que al conocer sus expectativas, su madre le dijo que quería acceder a este proceso, que aunque es legal en Colombia desde 1997, sólo es permitida en caso de una enfermedad terminal, grave e incurable.
Según el joven de 22 años de edad, conseguir la muerte le devolvió a su madre la alegría por vivir.
“Mi mamá siempre ha sido una persona muy abierta a la muerte. Ella siempre ha dicho ‘yo no tengo miedo a partir, sino a la forma en la que voy a partir’, que es precisamente por lo que buscó que le reconocieran el derecho a una muerte digna”, indica Federico.
Durante una entrevista con Caracol TV, una cadena de televisión colombiana, Martha Sepúlveda aseguró que ante la perspectiva de morir, se encuentra muy feliz.
“Tengo buena suerte. Soy una persona católica, me considero muy, muy creyente. Pero Dios no me quiere ver sufrir a mí, con una esclerosis lateral en el estado que la tengo, lo mejor que me puede pasar es que me vaya a descansar”, indicó.
DESGASTE EVIDENTE
Federico agrega que el desgaste de su madre era cada vez más evidente, necesitaba ayuda no sólo para caminar, sino para realizar actividades básicas, como ir al baño.
“Ella no concebía la vida postrada en una cama. El final de la esclerosis lateral amiotrófica es sin poder hablar, sin poder tragar… es algo sumamente doloroso e indigno para ella. Aprincipios de este año empezó a requerir apoyo para ir al baño. Después, había que bañarla, había que vestirla. En ocasiones se le dificultaba comer o cepillarse, porque las manos estaban perdiendo demasiada fuerza”, explica el joven.
Cuando Martha comenzó a pensar en la eutanasia, Federico no la apoyó, pese a que él consideraba que las personas tienen derecho a decidir sobre su vida y sus cuerpos, hasta que consideró que le demostraba más amor dejándola ir que obligándola a quedarse en la cárcel que se había convertido su cuerpo.
“Yo sí necesito a mi mamá y quiero que esté conmigo en cualquier condición. Pero en ese caso sólo estaría pensando en mí, en mis necesidades. Llevamos 22 años juntos. Mi vida giraba alrededor de ella y la de ella alrededor mío. Luego de su partida, yo tendré que inventarme otra vida. Por eso fue tan difícil al principio”, dijo.
De cara al proceso que terminará con su vida, y su sufrimiento, Martha se encuentra de buen humor, porque morirá de acuerdo a sus términos.
“Ahora, mi mamá va a morir el domingo a las 7 de la mañana. Y está feliz. Está feliz desde que sabe que le van a aplicar el procedimiento eutanásico. El domingo se va a hacer una cremación, se va a celebrar una eucaristía y… y ya, porque básicamente eso es lo que quiere. La voy a extrañar mucho. Yo creo que no hay nada que no vaya a extrañar, porque nada volverá a ser lo mismo. Nada. Desde su sonrisa y su berraquera y su buena actitud ante lo bueno y lo malo de la vida… hasta sus regaños. Todo me hará falta”, concluye Federico.
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