Construidos para proteger a los peatones, no se usan; algunos se convierten en basureros y refugio de indigentes
Por: Francisco Angulo
Los puentes peatonales, inicialmente construidos sobre la carretera internacional 15, a raíz de las solicitudes de los vecinos tendientes a evitar accidentes que pudieran ser de fatales consecuencias, se han convertido en "elefantes blancos", en los que se gastaron grandes cantidades de recursos, se ven espectaculares, pero en su gran mayoría no tienen uso.
Entre la salida norte de Ciudad Obregón y la comisaría de Esperanza se encuentran tres de estas construcciones, uno de los cuales conecta a la colonia Matías Méndez con las dos tiendas departamentales del lugar; uno más es el que se sitúa frente al Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (Itesca), y uno más está ubicado en la comunidad de Esperanza, para conectar con la colonia Valle de Héroes.
En el caso del primero de ellos, ubicado frente a la tienda de autoservicio, los ciudadanos consultados acerca del motivo por el que no se usan, aducen que es difícil subir, sobre todo por personas discapacitadas o adultos mayores, además que por su mala planeación no se les instalaron lámparas de alumbrado público, por lo que en las noches se convierte en una "boca del lobo", con gran riesgo de asalto, para quien lo utilice.
Este luce completamente abandonado; con graffiti, basura y desechos diversos en su interior, pues se comenta que en ocasiones es utilizado por "trampitas" que vienen de paso en el ferrocarril, para pernoctar.
Incluso, se puede observar que cada vez cuenta con menos tramos de la malla electrosoldada que se le instaló para seguridad, pues los malvivientes han ido desprendiéndola para llevársela.
El que se encuentra en el sitio intermedio se construyó para salvaguardar la integridad física de los estudiantes del Itesca, además de quienes acuden a diligencias en la PGR o el Cereso local; sin embargo, en su gran mayoría prefieren arriesgar la vida antes que subir al puente, y lo mismo sucede con los habitantes de Esperanza, que cada día se ponen en riesgo al sortear los vehículos que circulan por debajo de la construcción.