Los cruceros más transitados de la ciudad se han vuelto en centro de trabajo para menores, que buscan algo de dinero, sin importarles el peligro
Por: Ana Jusaino
Cada alto sobre el semáforo ubicado en calle Guerrero y California, significa una oportunidad de ganarse unas monedas para un par de niños dedicados a limpiar los vidrios delanteros de cientos de vehículos.
Pasadas las 10:00 horas del día, los menores “limpiaparabrisas” se encuentran esperando el cambio de semáforo a rojo, para correr y limpiar el mayor número de vehículos.
Con trapo y botella con agua en mano, en promedio limpian, al menos, tres cristales por cada alto y suman 15 pesos a su bolsillo; es decir, por cada tres altos cada infante recauda 45 pesos.
Esa cantidad resulta redituable para los pequeños; sin embargo, al desempeñar su labor están expuestos a ser atropellados o asaltados por los amantes de lo ajeno.
Aparentemente no hay personas mayores que supervisen o se hagan cargo de los niños “limpia parabrisas”, sus ropas lucen gastadas y sucias, pero eso parece no importarles al recaudar varias monedas diariamente.
No todo el tiempo tienen suerte, pues algunos automovilistas se niegan a darles una moneda y, en ocasiones, les resulta molesto la intervención de quienes se dedican a limpiar los cristales del auto.
Para otro sector poblacional resulta peligroso que los niños se encuentren al acecho de los carros, pero aún así hay quienes les dan una pequeña cantidad de dinero por su servicio.
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