Por más de dos décadas, el señor Carlos se ha dedicado a la construcción de cenotafios, un empleo que le permitió sacar adelante a los suyos
Por: Oviel Sosa
Con empeño, dedicación, disciplina y pasión, el señor Carlos Jara Salazar construye el sitio donde descansan los restos de los difuntos que yacen en el cementerio.
Lo que inició como un empleo que le permitía obtener un ingreso y salir adelante con el paso del tiempo, se convirtió en su estilo de vida.
Han pasado 25 años desde que empezó el oficio de marmolero; en la actualidad, a sus 48 años de edad, sus manos son ásperas, debido a que han fabricado cientos de tumbas.
“Inicié muy joven. Mi tío, Cayetano Zepeda, fue quien me enseñó el oficio”, comentó.
Originario del estado de Nayarit, el señor se vino muy joven con su familia a Ciudad Obregón, y actualmente vive en la colonia Valle Verde.
Tras dominar la ocupación, se independizó y formó su propia marmolería, la cual forma parte de los más de 10 negocios dedicados a dicho rubro que se ubican a un costado de la calzada Francisco Villa Nueva, a la altura del Panteón del Carmen (Nuevo).
“Este lugar se conoce como colonia Solidaridad; de aquí es mi tío; las familias que aquí viven se dedican a la marmolería”, indicó.
Con el paso de los años se ganó el reconocimiento de los marmoleros, que fincaron el negocio. El oficio trascendió generaciones al inculcarles el trabajo a sus dos hijos, que aprendieron la labor, ahora trabajan juntos.
“Trabajamos todos los días, de ocho de la mañana a seis de la tarde; las fechas con mayor demanda son el Día de las Madres, el Día de Muertos y el Día del Padre, pero todo el año tenemos trabajo”, expresó.
Explicó que el mármol se elabora con un material que se llama granito, el cual se mezcla con cemento blanco o normal, que dependerá del color que desee el cliente.
Después se hace la figura, y posteriormente. al estar seca. se pule para darle el acabado final para que el producto quede listo para instalarse.
“Una tumba completa, ya con su cruz y florero, queda lista en 15 días, más o menos”, señaló.
Añadió que los precios varían, pero la más económica cuesta alrededor de ocho mil pesos.
De esta manera el señor Carlos Jara Salazar le ha dedicado gran parte de su vida a ser marmolero, un oficio que le ha permitido sacar adelante a su familia y el cual ha trascendido generaciones.